La entrevista que realizara Cuarto Poder a la actual congresista –y potencial candidata– Verónika Mendoza ha dejado a muchos en la izquierda preocupados. La incapacidad para llamar a Venezuela como lo que es –una dictadura personalista, si nos guiamos por la clasificación de Rodrik y Mukand– ha puesto a la congresista en una incómoda posición ante aquel sector de su electorado que aspira a ver el surgimiento de una izquierda liberal. Para la derecha, por supuesto, Mendoza es lo que es: la candidata del chavismo y el castrismo disfrazados.
La verdad, imagino, debe ser algo en el medio y más compleja. No obstante, si nos guiamos por las audiencias ideológicas, el "nacionalismo" duro o "chavismo" es entre 30% y 40%, según las encuestas realizadas por Datum (denominados "autoritarios").
¿Puede Verónika Mendoza representar a ese bloque de extremistas? No creo; pero más importante, ¿querrá, en efecto, representarlo? Esa es la pregunta importante. Hasta ahora hemos escuchado la típica agenda de una marxista utópica con fuerte arraigo ambientalista. Pero, ¿qué hay de su posición respecto a los mercados (protecciones para el desarrollo de la industria local, control de precios, expropiaciones o reversión de algunos sectores al mercado, etcétera)? ¿Qué hay de los derechos de propiedad? ¿Qué hay de la independencia del Banco Central o la calidad tecnocrática del MEF? ¿De dónde saldrán los casi 3,000 técnicos que requiere todo gobierno para llevar adelante la gestión del país?
Por supuesto que su postura ante Venezuela preocupa; pero también que no exista una respuesta coherente y sensata a cómo sería el "modelo económico" bajo su eventual gobierno. En la visión idealista explicada hasta ahora, la minería sería muy (muy) limitada; ¿con qué supliría los ingresos al fisco, a las inversiones y puestos de trabajo? ¿Qué ocurriría con los tratados de libre comercio firmados? Y así, muchas preguntas que impactan en los bolsillos de millones de peruanos.
Todos queremos ver a la izquierda –y a la derecha– más apegada al espacio liberal. Pero las libertades no son solo civiles y políticas. También son económicas.