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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Preocupantes, por decir lo menos, las declaraciones del Sr. Carlos Gálvez, presidente de la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo, en la entrevista realizada por la periodista Mariella Balbi (y publicada este domingo en Perú21). Extraeré algunas frases y datos para la reflexión.

Lo primero, la inversión en el sector minero cae de un pico de US$10,000 millones en el año 2013 a los US$4,000 millones actuales, y para el próximo año se espera tan solo US$2,000 millones. Para los operadores políticos y académicos de izquierda, el problema es la caída en los precios de los principales metales. Pero para Gálvez, quien representa al gremio, los precios no explican la caída. Esto lo hemos venido sosteniendo (y con estudios, como aquel del IPE publicado en el 2015) a lo largo de estos años; lamentablemente, la cofradía mediática antiminera ha sido más fuerte y ha ganado la batalla informativa.

Lo segundo, el respeto a la propiedad privada y el imperio de la ley. Sencillamente, no existen. Esta situación es heredada de los anteriores gobiernos, es cierto, pero no se han observado grandes cambios en lo que va del actual. La frase de Gálvez es directa y lapidaria: "En el lugar donde quieras desarrollar un proyecto, aparece un conflicto". Aparecen, en verdad, los aventureros políticos y económicos antes, que son los que mueven el árbol para ver cuántos frutos caen.

Lo tercero, los ánimos del sector. En simple, los empresarios se hartaron. Se cansaron de las extorsiones, de la pusilanimidad del Estado, de la dejadez de la sociedad (y la ingenuidad o mala leche de algunos medios), y así. La mina Pallancata, una de las 10 minas de plata más grandes del mundo, cierra sus operaciones por una extorsión (agárrense) de ¡US$100 millones!

Estas tres observaciones, entre muchas otras, muestran un panorama desalentador no solo para la inversión minera, sino para la inversión en general. ¡Los radicales y antisistema deben estar felices! Claro, ¿qué interesan los ingresos al fisco o los nuevos puestos de trabajo? Total, sobre aquel resentimiento se construirá la plataforma política, ¿verdad?