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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

La crítica. Estamos, según el gobierno y distintos analistas, en épocas de "vacas flacas". En nuestra opinión, y ya lo hemos dicho, somos nosotros quienes hemos optado por poner a la vaca en una dieta estricta. A esta vaca llamada Perú le pudimos dar alimentos balanceados de gran contenido calórico (Conga y Tía María, entre otros), pero no; optamos por desmerecer dichos alimentos y, encima, la pusimos a hacer ejercicios (lidiando con los antimineros). Así, tiramos, como señala el reciente estudio del Instituto Peruano de Economía (IPE), más de $67,000 millones de dólares al tacho.

No contentos con ello, con quitarle el mejor alimento a la vaquita (léase, eliminar de la dieta la inversión privada), ahora nos enteramos de que la parte vegetariana de la misma también la estamos limitando (la inversión pública). Según las cuentas del congresista Juan Carlos Eguren, el gobierno central solo ha ejecutado el 29,7% del presupuesto de inversión en los primeros seis meses.

Las "vacas flacas" son, así, solo un eufemismo del gobierno para tapar la incapacidad e ineptitud, tanto para promover la inversión privada como para llevar adelante la inversión pública ya presupuestada.

Las disculpas. En su texto del día jueves 2 de julio, nuestro columnista Aldo Mariátegui dice: "…urge que pongan a alguien con mejores capacidades que el autista de Segura". Esta frase ha suscitado, con justa razón, una serie de quejas por parte de organizaciones y familiares de personas con dicha condición. Lamento mucho el uso de este término, así sea de manera irónica o de uso común para algunos, como adjetivo peyorativo o descalificativo. Como bien señala una de las personas que se comunicó con el diario, "esta práctica contribuye a generar mayor discriminación e intolerancia" hacia quienes tan solo cuentan con habilidades diferentes. Sirvan estas líneas a modo de sinceras disculpas a nombre del equipo de Perú21.