Juan José Garrido: AFP: Algo tenía que pasar

La Comisión de Economía del Congreso aprobó ayer un dictamen que permitiría a los afiliados retirar, al cumplir los 65 años, hasta el 95.5% de sus aportes. La noticia es muy buena para unos, muy mala para otros; la verdad probablemente sea intermedia: los jubilados recuperarán sus ahorros en una sola armada, y por el otro lado, el sistema recibe un golpe en la capitalización de los fondos (lo cual puede, a su vez, afectar los valores y, por lo tanto, los fondos de los otros afiliados).

El problema con las AFP era múltiple: por un lado, el sistema económico (no solo las AFP; bancos, sectores financiados –minería, construcción, etc–, medios, etc.) promocionó un régimen que, al final, no cubría las expectativas de los jubilados. Esto no es culpa de nadie; tiene que ver, al final, con cuánto aportaba cada uno a sus cuentas. Pero, al final, la sensación era esa: aporté durante años y recibo menos de lo que ganaba (sin importar la correlación entre una y otra cosa).

Lo otro es que los fondos, lejos de estar pensados como fondos de jubilación, terminaron siendo percibidos y usados como fondos de inversión: con el tope impuesto por la SBS y el Congreso, las AFP servían como un financiador "de último recurso" a cualquier cosa local.

Finalmente, nunca se explicó por qué no se abría la competencia. Me explico: al final, lo que hacen las AFP es administrar fondos; eso, la administración, pueden hacerlo otras entidades (bancos, fondos de inversión, etc.). Más aún, no tiene por qué ser un tema nacional: ¿por qué no podría tener mis fondos administrados en Japón, Noruega o donde me ofrezcan la mejor tasa, el mejor servicio y los mejores paquetes de inversión? No tenía sentido.

Y, bueno, tanta agua llevó el cántaro hasta que se rompió. Esto todavía tiene que pasar por el Pleno del Congreso, pero sería importante revisar el modelo desde el punto de vista del fin (léase, los jubilados), y menos desde el beneficio colateral para la economía.