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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Ayer, en horas de la mañana, Julio Morriberón –director de relaciones institucionales de la minera Southern Perú– comunicó a través de los medios la cancelación del proyecto cuprífero Tía María, una inversión que rondaría los $1,500 millones, cifra nada despreciable para una economía cuasi estancada.

A las pocas horas, la ministra de Energía y Minas, Rosa María Ortiz, salió a poner paños fríos. De acuerdo a la titular del sector, nada menos que el presidente del directorio de la empresa minera le aseguró que el proyecto iría adelante, y que la empresa rectificaría en breve. Y en efecto, la empresa rectificó; el comunicado señala que la empresa "continuará con sus mayores esfuerzos para sacar adelante el proyecto…". Agradecen, además, "los esfuerzos que vienen realizando las autoridades del gobierno para promover la instalación de una mesa de desarrollo". Y así, el proyecto va, las negociaciones continúan, confiamos en la buena voluntad de las partes…En pocos minutos, las redes rebotaron el desmentido como una metida de pata del funcionario de la mina. ¿Fue en efecto un exabrupto? ¿O una medida calculada? ¿Ofreció algo el gobierno a cambio del desmentido? Y si es así, ¿estará en capacidad de cumplir con lo ofrecido? Finalmente, ese ofrecimiento, esa mesa de diálogo, ¿prevé un acuerdo con los antimineros?

Lo primero es aclarar la "metida de pata". Según quienes lo conocen, Morriberón no es ningún novato, atrabiliario o irresponsable. Todo lo contrario. ¿Por qué fue tajante y luego lo desmintieron? No sería la primera vez que una empresa y un gobierno negocian para sacar adelante un proyecto. Muestra de ello serían declaraciones, a las pocas horas, del presidente Humala refiriéndose a las aguas del Tambo y el tratamiento de las mismas. Pero, como sabemos, eso no será suficiente.

En Conga el gobierno aprendió que la buena voluntad de dos partes (empresa y gobierno) no bastan. O, al menos, debió aprenderlo. Durante los próximos días descubriremos cuánto han aprendido y, en efecto, cuánto desean recuperar el proyecto Tía María.