Juan José Garrido: Una aclaración

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El domingo 28 de junio, Perú21 publicó un estudio realizado por el Instituto Peruano de Economía (IPE) que da cuenta de los US$67,200 millones de producción minera perdida en el periodo 2008-2014 por causas ajenas a la empresa; léase, por conflictos sociales y/o trabas burocráticas. Pueden revisar el estudio en la página web del instituto, la metodología, quiénes lo financian, etcétera.

Ese domingo, apareció un post en el portal web lamula.pe, escrito por el filósofo Alessandro Caviglia, donde me acusa de "intentar manipular tanto a los intelectuales como a la opinión pública". Para llegar a esa denuncia, Caviglia sostiene que el artículo solicitado (del cual hablaré luego) al economista Germán Alarco "no fue modificado ni publicado".

Pues bien, como sea que el articulo fue publicado tal cual fue enviado por el profesor Alarco, el Sr. Caviglia miente; no obstante, nos vuelve a acusar una semana después de lo mismo, sosteniendo ahora que no importa si se publicó o no el artículo, sino "la presión que el medio intentó ejercer para que el contenido del artículo fuese modificado". En ambos casos, nos llena de adjetivos y crea una teoría conspirativa sobre medios y poderes, pero creo haber descrito el centro del problema.

Vamos, pues, al fondo del problema. Cuando decidimos publicar el informe sobre la producción perdida por el retraso de los proyectos –ojo, por causas ajenas a la empresa–, decidimos invitar a dos columnistas que tuvieran posiciones distintas sobre la minería. No distintas o parecidas a las del diario; la opinión del diario en este caso poco importa. No tiene el diario, ni tengo yo, interés particular en la actividad minera. Invitamos, para ello, a los economistas Juan Mendoza y Germán Alarco de la Universidad Pacífico. A ambos se les envió el estudio, y si tienen tiempo de leerlo, observarán que el ámbito del estudio es muy claro: los proyectos mineros paralizados por causas ajenas a la empresa.

Cuando llega la columna del Sr. Alarco, constatamos que la misma no se circunscribe a lo solicitado; léase, no analiza el estudio del IPE. Esto lo pueden revisar ustedes: lean el informe, que trata sobre una parte del portafolio minero –los proyectos que no salieron por causas externas– y comparen con el artículo de opinión del Sr. Alarco, el cual se refiere a las inversiones mineras que se frenan "por decisión de las propias empresas" y cuál es la lógica detrás de dicha paralización. Es como si mañana una revista cultural le solicite a un académico un artículo sobre la ardiente relación entre Dalí y Gala, y este comente sobre la relación amor-odio de Matisse y Picasso. ¿Por qué lo hizo? ¿No leyó el artículo? ¿Lo leyó y no le importó? No lo sé, pero tampoco es relevante.

Lo relevante es que, ante ello, le sugiero a la editora de Economía que le pida al Sr. Alarco que revise su artículo y trate de reflexionar sobre el tema cuestión del estudio. El correo que envía una redactora del área de Economía no es claro en ello, y lo acepto, pero, en el contexto, es decir el informe del IPE que se le envió al Sr. Alarco y el pedido original para que lo analice, creo que se pudo entender. No fue así, y entonces el Sr. Alarco exige en su respuesta que se respete su derecho a la libertad de expresión y apela a los valores democráticos. A partir de ello no había discusión: se publicaría tal cual lo recibimos, y así fue.

Se publicó el día 28 en el espacio asignado, con las palabras exactas (una coma aquí, otro punto y coma allá), todo según lo acordado. Pero el Sr. Caviglia, o no leyó la publicación o, habiéndola leído, decidió hacer caso omiso de ella: "… el artículo no fue modificado (ya sabemos la historia) ni publicado", lo cual es falso.

Sobre esa mentira se crea otra: en corto, lo que Perú21 quiere es que los lectores reciban información parcializada, que protejan "los intereses económicos que tales grupos defienden" (esto último, Caviglia dixit). Esto es falso, y se puede comprobar de una sencilla manera: con la invitación al Sr. Alarco para que escriba una opinión sobre el estudio. El problema no eran las creencias del Sr. Alarco sobre la minería, sino que la columna de opinión no tenía sentido respecto al estudio en cuestión. En otras palabras, estábamos proporcionando a los lectores una opinión que no se refería a los temas que trataba el estudio. Eso es todo. ¿Por qué la publicamos entonces? Por una sencilla razón: consideré que no valía la pena entrar a la discusión sobre libertad de expresión que planteaba el Sr. Alarco, aunque ello implicase que se publicara una columna que no analizaba el informe en cuestión. ¿Hice mal? Puede ser, pero opté por no dejar duda de la imparcialidad del diario hacia la diversidad de opiniones.

El Sr. Caviglia publica su post el 28 en la mañana y hasta ayer no había recibido una llamada, un correo ni nada preguntando mi versión al respecto. Ayer por la tarde, una semana después de publicado el primer post, un editor de lamula.pe se acercó a mi oficina a recabar información sobre el caso, a lo cual accedí de inmediato.

No abundaré acerca de quienes, a partir de esto, han tratado de crear una historia de censura y defensa a los poderosos; eso se cae con solo leer el diario cualquier día. Tampoco abundaré sobre la Sra. Heredia, quien, en el poco tiempo que le queda en su agitadísima agenda, encuentra los espacios para retuitear varias veces este ataque.

Mi interés es explicar, desde mi mejor conocimiento, lo que sucedió para que ustedes saquen sus conclusiones. Desde el primer día, decidí ser transparente con ustedes, los lectores, con mi equipo, con el directorio de la empresa y el consejo consultivo. Que ello trae costos adicionales, sin duda, y los asumo. Lo que no puedo es dejar de brindarles mi posición y una explicación de mis decisiones.

Juan José Garridodirector@peru21.com

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