Ser o no ser

La duda profunda de los votantes tiene su origen en la decepción sufrida en los últimos 30 años a causa de la calidad moral de la clase política que tuvo las riendas del país y que incluye a las autoridades actuales.
La duda profunda de los votantes tiene su origen en la decepción sufrida en los últimos 30 años a causa de la calidad moral de la clase política, señala el columnista.

El famoso soliloquio de William Shakespeare en su obra Hamlet, conocido como “ser o no ser, esa es la cuestión”, parece ser también hoy la encrucijada que agobia a los peruanos frente a las elecciones para la Presidencia y el Congreso de la República. Y no les falta razón.

La duda profunda de los votantes tiene su origen en la decepción sufrida en los últimos 30 años a causa de la calidad moral de la clase política que tuvo las riendas del país y que incluye a las autoridades actuales.

Las consecuencias de la ineptitud y la corrupción que afecta al Perú se traducen en la tragedia de miles de personas que, impotentes, ven morir a sus familiares por falta de oxígeno y camas UCI y, por si fuera poco, sufren el desmoronamiento de sus negocios grandes o pequeños.

La variopinta, confusa y mediocre oferta política –en candidatos y contenidos– ha derivado en un repudiable contrapunto de ataques personales, un “todos contra todos” donde la discusión de ideas y propuestas está ausente; por ende, las dudas persisten.

Consideramos que aún están a tiempo quienes quieren alcanzar la gracia ciudadana, poniendo en el tapete, temas cruciales, actuales, ejecutables en el corto plazo y que hará sentir en el muy corto plazo, liquidez en sus bolsillos y más y mejor alimento en las mesas de todos peruanos, en especial, de los más pobres del Perú: la minería y la agroexportación.

En contrasentido a lo planteado, vemos que desde la izquierda y sus diversos matices, se anuncia, por ejemplo, la paralización de proyectos mineros en el país, que algunos siguen al pie de la letra, incluso sin haber llegado al poder, como la paralización de las operaciones de la minera Antapaccay en Espinar, Cusco, producida desde el 8 del presente mes.

Respetamos el derecho a profesar la ideología que les parezca y acomode, aunque las existentes y predominantes (de izquierda y derecha) hayan fracasado consumidas por la corrupción, y deberían entrar en franco replanteamiento y ponerse a tono con la realidad (consecuencias COVID-19).

Una muestra de esa voluntad de cambio sería que los políticos, insisto, se concentren en lo que los hace converger, en una agenda mínima, en la que las verdaderas necesidades se resuelvan hoy, mañana, y no las largas y tediosas propuestas que contribuyen a confundir más al ciudadano.

Hago un enérgico llamado a todos los candidatos en este proceso, de izquierda y derecha, para que abandonen posturas y manifestaciones arrogantes y de empecinamiento ideológico (en especial de izquierda), y nos den luces y esperanza para el futuro, no shows patéticos, fuego o barro porque nos agravian a todos los peru

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