Jeffrey Radzinsky: Evangelina e Irma

Evangelina Chamorro nos conmovió al ponerse de pie, a pesar del barro que cubría su cuerpo, luego de ser arrastrada por un huaico que arrasó su vivienda y su corral con animales en Punta Hermosa, durante El Niño costero.

Desde 1953, Estados Unidos elabora anualmente una lista de nombres (hasta 1978 eran solo nombres de mujeres) para denominar a los huracanes que ocurran en el año. El último fin de semana, el huracán Irma –luego de golpear al Caribe– azotó Florida, mientras el presidente Trump –que se ha burlado del calentamiento global y el cambio climático– no terminaba de calcular los miles de millones que costaría la reconstrucción de Houston, tras el reciente huracán Harvey.

Incluso para países con la mejor infraestructura y más avanzadas herramientas tecnológicas, los daños por fenómenos de la naturaleza son una amenaza creciente. Sin embargo, la ciencia aplicada y la prevención adecuadamente gestionada reducen considerablemente las pérdidas humanas y materiales.

Escribo este artículo antes de salir rumbo a Ica y pienso en el terremoto de 2007, los más de 500 fallecidos, el derrumbe de miles de casas, cientos de comercios y decenas de colegios construidos sin respetar las normas de edificación, cuando la carretera Panamericana Sur era de un solo carril en Ica (hoy, la autopista llega –solo– hasta Pisco).

Evangelina nos recuerda el esfuerzo y superación frente a la adversidad, pero también nuestro desorden y precariedad institucional. Irma nos recuerda nuestra vulnerabilidad frente a la naturaleza, pero también la organización preventiva frente al desastre.

¿Por qué no aprovechar la buena relación entre Perú y EE.UU. para nutrirnos de su experiencia y capacidad tecnológica, contribuyendo a la “reconstrucción con cambios” que el Gobierno viene ejecutando? Construir mejor infraestructura es importante, educarnos en la cultura de la prevención aprovechando las herramientas tecnológicas es fundamental.