Inversión que funciona.
Inversión que funciona.

Una encuesta de Ipsos para Perú21 deja en claro el rol clave que tiene la inversión privada para el desarrollo del país y en la lucha contra la pobreza. El 53% de la población considera que este tipo de inversión debe ser promovida para que haya mayor crecimiento económico, el empleo se multiplique y los ingresos familiares se beneficien.

En pocas palabras, que la calidad de vida de los peruanos mejore sustantivamente. Un cambio que tendrá lugar solo si se retoma la senda del desarrollo por la que avanzó el país durante las primeras décadas del siglo XXI.

Debemos recordar que, actualmente, el 80% de la inversión total en la economía peruana es privada. La inversión pública no pasa del 20%, una cifra que además viene cargada de conflictos, corrupción y trapicheos políticos. Pese a ello, los dos últimos gobiernos, es decir tanto el de Pedro Castillo como el de Dina Boluarte, no la promueven ni facilitan su ejecución, sea por política de Estado o por llana incompetencia. Ni siquiera el reciente informe del INEI, que registraba un preocupante aumento de la pobreza en el país, ha hecho reaccionar al Gobierno.

Queda clara para los encuestados la responsabilidad de estos dos gobiernos, así como del Congreso, en que los indicadores de pobreza se hayan elevado hasta el 29%. Y razón no les falta: estamos bajo la égida de dos poderes del Estado que, por un lado, no atinan a plantear correctivos serios a una situación que se arrastra ya por demasiado tiempo y, por otro, parecen obrar con el único objetivo del beneficio propio.

Es precisamente por el ominoso número de escándalos de corrupción que rodean a las entidades públicas que la población desconfía de cualquier iniciativa económica que tenga al Estado como pivote de obras o reformas que apunten a mejorar la economía.

Y no es solo credibilidad que se echa en falta. Está, asimismo, la reiterada ineficiencia que ha vuelto a campear en las oficinas de la administración pública, incluyendo a menudo a funcionarios de alto rango, que no logran doblegar la inercia de las burocracias y los intereses particulares.

Resulta incomprensible que en los escritorios gubernamentales sigan durmiendo la siesta una serie de proyectos para destrabar, justamente, el flujo de capitales, nacionales o extranjeros, que el país requiere imperiosamente.

Es como si el Estado, además de ineficiente y corrupto, fuera también amarrete con quienes de verdad nos podrían sacar del estancamiento económico en que nos encontramos los peruanos.

Caracteres: 2493 | Palabras: 411 | Párrafos: 8 | Líneas: 49 /50 | Columnas: 1

TAGS RELACIONADOS