De ingeniería y crianza

Roberto Lerner,Espacio de crianzahttp://blogs.educared.org/espaciodecrianza/

Avanzamos a 30 kilómetros por hora, como lo estipulan las medidas de seguridad. He memorizado las que estaban en el video que me dio la bienvenida, luego de someterme a revisiones, recibir casco, anteojos especiales y mameluco.

Es la planta de Melchorita Perú LNG. Ductos, turbinas, tanques, generadores, muelle, condensadores, barco. Las estructuras se despliegan, gigantescas y enrevesadas. Mi guía las convierte en un proceso fluido que vence desniveles, resistencias, fricciones, temperaturas, con metas precisas.

Todo ocurre según lo esperado. Pero todo está hecho para prevenir lo inesperado, para neutralizar fallas, reducir riesgos, redoblar precauciones, supervisar más de una vez e impedir catástrofes.

Mi auditorio, técnicos e ingenieros, espera que comience a hablar sobre la crianza de niños. "¿Cuál es la diferencia entre la manera que ustedes hacen funcionar esta planta y criar hijos?", pregunto.

"A pesar de toda la complejidad, ingenio, sofisticación y tecnología, aquí está absolutamente claro qué lograr y qué impedir. También hay consenso sobre la relación entre lo que se hace y deja de hacer, y los resultados", me respondo.

En el caso de nuestros hijos, los objetivos vienen envueltos en términos como felicidad, personas de bien, excelentes profesionales. Lo que se quiere evitar es lo contrario, amén de drogadicción, delincuencia, enfermedad. Pero no está claro qué hacer, hay muchas recetas, todo depende de demasiadas variables, no hay manual de procedimientos.

Pero podemos aceptar la diferencia: así como en la planta no se puede tocar de oído, en la crianza de niños no hay partitura.