Impuestos a la ligera

“La medida suena mucho pero significaría muy poco. El gobierno apunta a recaudar S/300 millones mensuales, algo mínimo para lo que requerimos hoy”.
Gobierno que pedirá facultades para legislar en materia tributaria. (GEC)

La distribución de la riqueza es siempre un tema de preocupación en la política y en la academia. Más que una cuestión económica, es una cuestión moral. ¿Está bien que hoy el 1% de la población posea el 44% de la riqueza global? Nuestra naturaleza humana nos hace ver que algo ahí no está bien. Por eso todos los estados del mundo, en mayor o menor medida, usan a los impuestos como un mecanismo redistributivo.

En el caso peruano, más del 60% de los ingresos tributarios vienen de impuestos cuya tasa es igual para ricos y pobres, como el IGV o el ISC. Si me preguntan, creo que podríamos ir a una estructura más redistributiva, que es lo que plantea el anuncio del “impuesto solidario” a la población de mayores ingresos. No obstante, tal como ha sido planteada, la medida trae más problemas que soluciones. Establecer impuestos requiere una evaluación compleja. ¿A quiénes se grava? ¿Cómo definimos “rico”? ¿Cuál debiera ser la tasa? ¿Será temporal o permanente? Si el impuesto a la renta se declara anualmente, ¿como hacemos para recaudar los recursos hoy? En medio de esta crisis no tenemos la capacidad de abordar estas preguntas seriamente y corremos el riesgo de terminar con un diseño que afecta a la clase media, ya bastante golpeada.

De otro lado, esta medida suena mucho, pero significaría muy poco. El gobierno apunta a recaudar S/300 millones mensuales. Esto es mínimo para lo que se requiere hoy –solo el bono universal anunciado el jueves costará S/5,168 millones–. Lo que necesitamos es liquidez rápida y masiva, y la manera de conseguirla es emitiendo deuda. Esto se probó la semana pasado cuando el gobierno levantó US$3,000 millones en pocos días a una tasa históricamente baja. Si vamos por el otro camino, entre que definimos un impuesto, lo debatimos, recaudamos y redistribuimos, llegaremos tarde y con muy poco.

Finalmente, introducir esta polémica discusión desvía la atención del problema central, que es el sanitario. Se trata de una estrategia política hábil pero que no nos hace un favor. Tengamos la importante discusión tributaria después de la crisis. Felizmente tenemos ahorros y capacidad de endeudamiento que ya quisieran varios vecinos.

Dicho esto, calificar al gobierno de “rojo” o chavista por la propuesta –como he leído en artículos y redes– es una exageración ridícula. Seamos sensatos.

Tags Relacionados:

Más en Opinión

¿Por qué ese chiquillo pelucón hizo eso?

¿Fujimori puede o no puede?

El plan B de Keiko

Lava Jato se tambalea

Sapiosexual

Esa izquierda engullida de poder

Siguiente artículo