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Gustavo Buntinx: “Del Solar es un potencial excelente ministro”
“Lo esencial para este tipo de cargos está en una solvencia intelectual, moral y compenetración con los temas. Todo lo demás se articula desde una correcta política de nombramientos técnicos”, señala sobre lo que implica ser ministro de Cultura.
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Reconocido gestor cultural, historiador, crítico y curador. Egresado de la Universidad de Harvard, ha dirigido el Museo de Arte Italiano, el Museo de Arte de San Marcos y el Centro Cultural de San Marcos. Gustavo Buntinx es, sin duda, una voz autorizada para comentar la elección del actor y director de cine Salvador del Solar como ministro de Cultura y los retos que tiene al frente de esa cartera.
¿Qué opina de la elección de Salvador del Solar como ministro de Cultura?Despierta todas las expectativas. En el ruedo se ven los toros, pero todo lo que le antecede en su trayectoria artística, como reflexiva, es auspicioso.
Una de las críticas a la elección de Del Solar es la experiencia en el campo estrictamente de la gestión cultural. ¿Qué tanto influye esa inexperiencia para dirigir una cartera ministerial?Son argumentos retóricos, cuya falsedad se revela por el origen de ese tipo de expresiones. Casi sin excepción quienes las han aireado desde posiciones de poder tienen cuestionamientos mucho más graves y densos.
¿Se refiere al congresista Héctor Becerril?Que ni siquiera tenía consciencia de un programa cultural de gobierno en la candidatura presidencial en la cual él era vocero.
Pero al margen de esas voces… Hablemos de este punto de la experiencia como gestor cultural. Yo soy, por ejemplo, uno de los que cree que hubiera sumado más tener alguien con experiencia directa en la gestión… Y no tengo ningún parentesco con Becerril.(Risas). Ni yo con Salvador del Solar… Lo esencial para este tipo de cargos está en una solvencia intelectual, moral y compenetración con los temas. Todo lo demás se articula desde una correcta política de nombramientos técnicos. Un ejemplo que viene muy a cuenta tiene que ver con que hemos tenido seis años de gestión brillante, solo ahora torpemente interrumpida, en la Biblioteca Nacional, que estuvo a cargo de Ramón Mujica Pinilla, quien era una persona con un perfil ampliamente reconocido por dotes intelectuales, capacidades académicas, eruditas incluso, pero no precisamente una trayectoria dentro de la administración pública. Sin embargo, fue esta persona la que logró un quiebre histórico.
¿Cuáles son los retos de Del Solar como ministro?Por citar a PPK: destrabar. Así como resulta indispensable terminar con los bloqueos de carreteras y de inversiones y de mentalidades en la geografía social del Perú, también es necesario hacerlo en la administración cultural. Hay batallas decisivas en la obtención de presupuestos adecuados. Por ejemplo, el limbo al que ha sido arrojada la Biblioteca Nacional del Perú debe ser resuelto. Se debe recuperar otras entidades como el Archivo General de la Nación o el proyecto absurdamente empantanado del Museo Nacional de Arqueología y Antropología. Además, el ministerio debería comprarse algunos pleitos.
¿Cómo cuáles?La sistemática destrucción de la ciudad de Lima o la malversación inmobiliaria y urbanística de la ciudad del Cusco. Me refiero a la emergencia ecológica. El Ministerio de Cultura debería tener opinión, por ejemplo, en un proyecto como Río Verde, que ahora sabemos fue saboteado de la manera más irresponsable y algunos dirían ilícita. Porque mucho del destino del Centro Histórico de Lima, incluyo al Rímac y Barrios Altos, dependerá de la recuperación ecológica de las riberas del río hablador.
Parece que aún no se entiende cuánto suman las políticas culturales en el desarrollo de un país, ¿no?Tan cierto y tan obvio. No hay democracia si no hay un desarrollo cultural complejo. Solo una revolución educativa hará sostenible cualquier transformación económica en el Perú. No hay crecimiento cuantitativo que pueda mantenerse si no logramos una mutación cualitativa. Precisamente, esta semana se hizo público que el Perú ha demostrado su capacidad de revertir la tendencia degradante de los resultados educativos. Me refiero a las pruebas PISA. Ahora está claro que la inercia se ha revertido y hay un proceso de recuperación.
¿Vivimos una efervescencia cultural?Sin lugar a dudas. Y lo que ahora tenemos llama la atención y concita entusiasmos. Pero en la mayoría de los casos, este fulgor y renacer cultural que tenemos responde a iniciativas de la sociedad civil antes que propuestas articuladas como políticas culturales del Estado.
¿Estamos frente al ministro de Cultura que despierta más expectativas?El haber sido un muy buen actor le da una ventaja comparativa: genera un efecto de reconocimiento para la mirada pública y le permitirá tener una cierta holgura de presencia personal en las importantes discusiones políticas en que se definirá el proyecto cultural del gobierno.
¿Es un potencial buen ministro de Cultura?Yo creo que es un potencial excelente ministro. Es, además, un profesional del Derecho, y algo que no ha sido reconocido lo suficiente es que ha participado en la discusión de políticas públicas con gran inteligencia, prudencia y audacia. Ahí tenemos a un intelectual. Y vaya que necesitamos personas complejas para convertirse en los héroes culturales que el país necesita.
Autoficha
- "Soy historiador, curador, crítico. Egresé magna cum laude de la Universidad de Harvard (1978) y enseñé en diversos postgrados latinoamericanos. Mis libros y exposiciones suelen explorar las relaciones entre arte y violencia, arte y política, arte y religión".
- "Tras dirigir en Lima el Museo de Arte Italiano y el Museo de Arte de San Marcos, entre 2001 y 2006 asumí la Dirección General del Centro Cultural de San Marcos. Además, fui curador general de la I Bienal de Fotografía de Lima (2011)".
- "Desde hace tres décadas actúo como 'chofer' de Micromuseo ('al fondo hay sitio'), contraponiendo al antiguo vacío museal las propuestas de una musealidad mestiza, promiscua, plebeya. Vehículo cultural que fue invitado a la Bienal de Valencia (2007) y Trienal de Chile (2009)".
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