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Redacción PERÚ21

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Juan José Garrido,La opinión del directordirector@peru21.com

Lo primero sería analizar las ventajas y desventajas del eventual retorno a la bicameralidad. La primera desventaja que observan los detractores sería el costo adicional que conlleva. Para un país cuyo presupuesto nacional bordea los S/.110,000 millones, esta es –sin duda– la menor de las preocupaciones. Si mejorar nuestra calidad parlamentaria (referida a la calidad de las leyes, de la fiscalización y otros deberes) depende de un gasto adicional para 60 personas, pues el balance es inequívoco. Claro, ello está sujeto a que la calidad mejore, y eso es en lo que tenemos que repensar: ¿dos cámaras mejorarán la labor parlamentaria?

Dicen los proponentes que la iniciativa permitirá mayor capacidad de reflexión de las leyes propuestas, así como menor manipulación por parte del gobierno vigente. Eso puede ser cierto; sin embargo, ello dependerá de la calidad de los diputados y senadores elegidos, lo que implica que perfectamente puede no ser así al final. Si no cambiamos las reglas y los requisitos mínimos para ambas cámaras, pues lo más probable es que ingresen al final los robacables, comeoros, y otras especies que pululan hoy en los ambientes del Legislativo. En resumen: no cambiarán, en nuestra opinión, los resultados si solo retornamos a la bicameralidad sin cambiar, primero, las reglas que impiden el ingreso de personajes impresentables al recinto parlamentario.

Sobre la "inmunidad ad infinitum", pues qué quieren que les diga. Si en ausencia de la misma vemos el final de A. Fujimori y los procesos a A. Toledo y A. García Pérez, imagínense con dicha inmunidad las cosas que veríamos. O peor aún, las cosas que no veríamos.