Generación Alerta

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Los mayores éxitos comerciales de la farmacología tienen que ver con el estado de ánimo y el desempeño amatorio. Prozac y Viagra facilitan, supuestamente, el ideal moderno de humor positivo y proeza sexual. Hay una droga aprobada por la Food and Drug Administration para cuadros de narcolepsia —dificultad patológica para mantenerse despierto—, pero que, en ausencia de ese síntoma, mejora notablemente la capacidad de alerta, la concentración y las habilidades cognitivas, durante alrededor de 40 horas seguidas.

Modafinil, un psicoestimulante que viene con nombres comerciales tan sugerentes como Provigil, Alertec o Modalert, es consumido de manera significativa en los campus universitarios y algunos colegios. Como siempre ha ocurrido con las sustancias psicoactivas, ya se escucha y se lee que se trata de un producto seguro, que no tiene efectos secundarios, que es menos peligroso que tal o cual y que logra performances intelectuales notables. Como con otras drogas, pasará la moda cuando se desvele el impacto de abusos y excesos.

Pero no es sobre los efectos —positivos o negativos— de lo que trata este texto. Así como cada época tiene una enfermedad que la define —tuberculosis, cáncer, VIH, depresión—, cada generación tiene su droga, cuya vigencia dice mucho acerca de sus miedos y expectativas.

Una generación preocupada, obsesionada con el futuro, las evaluaciones, las notas, las líneas de carrera, los deberes y ensayos, marcada por el próximo examen y el bono de fin de año, quiere absorber la mayor información posible en el menor tiempo, aprender sin descanso y utilizar lapsos de estudio marcados por una memoria infalible. Luego, a recuperar sueño para seguir la carrera. ¿Destino? Bueno, ese es otro asunto.

Roberto Lernerhttps://blogs.educared.org/espaciodecrianza/

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