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Redacción PERÚ21

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Carlos Carlín,Habla.BabasPor la concha con la que se mueven deberían ser crustáceos, pero no, son gallinazos. Gallinazos que no dudan en levantar su garra para calificar de patéticas a sus presas antes de comérselas. ¿No saben acaso estos pajarracos que más patético es gozar despedazando a una presa claramente enferma? A Álamo los gallinazos lo hicieron leña. ¡Ag! ¡fuchi! ¡pof! dijeron cuando una mancha de refinadas damas de sociedad denunciaron ser víctimas de acoso. Su moral inmaculada había sido insultada con las llamadas calentonas de un borrachín, pero la ofensa no impidió que grabaran las llamadas para vendérselas a los gallinazos. Tan patético como un borrachín llamando en las noches es una señorita sin talento que paga el pavo de Navidad con la plata que ganó al contar sus hazañas con chibolos futbolistas en TV. Tan patético como llamar a gente en la noche es romperse todos los huesos de la cara para hacerse otra que no te avergüence tanto como la anterior. Mucho más patético que un hombre borracho gileando bailarinas es cobrar un sueldito a fin de mes, gracias a todas las veces que le dijiste patético a una persona enferma. Cuando esta columna sea publicada, los gallinazos habrán dejado a Álamo en calidad de aserrín y estarán por poner sus patas sobre el cantante de Ádammo. Agárrate chato, los pajarracos van por ti.

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