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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Según cifras oficiales, en estas elecciones han dejado de votar poco más de cuatro millones de electores. Pero esta cifra es inadecuadamente interpretada cuando se la asume como un rechazo a las elecciones, candidaturas o programas. En un país con voto obligatorio, donde las sanciones son efectivas, tanto económicas como la llamada muerte civil, difícilmente el elector, motivado por un acto político, se dispara al bolsillo. Tienen la alternativa de votar en blanco o viciar su voto.

Las razones del ausentismo son de otra naturaleza y son varias. Estas hay que encontrarlas en la desactualización del padrón electoral, que ciertamente en nuestro país no es mucho. Sí suman, de manera importante, al ausentismo razones que tienen que ver con cambios domiciliarios que no son reportados al Reniec y que alejan la residencia del local de votación; lejanía y costo del desplazamiento a los locales de votación, particularmente en zonas rurales y de selva; lejanía y alto costo del desplazamiento del lugar de residencia de los peruanos residentes en el extranjero; problemas ocasionados por desastres naturales; intimidación de diversos tipos de grupos armados; mal estado de salud y/o hospitalización; viajes intempestivos; falta de mesas de votación en los centros penitenciarios; falta de facilidades para la votación de los ciudadanos con discapacidad y de los adultos mayores; y, día laborable que coincide con el día de la jornada electoral, así sea domingo. A eso se agrega que para los mayores de 70 el voto es facultativo, y para los peruanos en el extranjero ya no se aplica la multa económica.

Por lo tanto, combatir el ausentismo pasa por mejorar la calidad del padrón electoral, facilitar a los electores un adecuado acceso a sus centros de votación y políticas especiales para aquellos grupos poblacionales vulnerables, como son las personas con discapacidad, analfabetos, adultos mayores. Acercar el voto al ciudadano.