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Redacción PERÚ21

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Algunos consideran que la mayoría parlamentaria de Fuerza Popular no va a ser duradera. Abonan varias consideraciones. La primera: el no ser gobierno, con lo que perdería uno de los atractivos. La segunda: que el Ejecutivo puede quebrar esa unidad ofreciendo recursos para sus regiones a varios congresistas. La tercera: el comportamiento de 62 de 73 congresistas podría ser igual al de cualquier invitado de otros partidos, pues tan solo once son militantes de Fuerza Popular. Finalmente, las tensiones internas que libran keikistas y albertistas, estos últimos trabajando en la bancada o fuera de ella (ej. Carlos Raffo), podrían quebrar la disciplina partidaria.

Sin embargo, la infidelidad naranja puede ser más un deseo que una realidad. Desde la caída del fujimorismo en los tres parlamentos subsiguientes, la bancada de Fuerza Popular no solo creció en la oposición, sino que no fue erosionada por los gobiernos de Toledo, García y Humala. Es difícil pensar a un gobierno de PPK que intente hacer lo propio, sobre todo si no cuenta con operadores políticos. El número de invitados tampoco parece que sea un factor importante, pues al iniciarse el período 2011, la bancada de Fuerza Popular contaba tan solo con tres miembros, de un total de 37. Finalmente, si bien el albertismo pugna por mayores espacios, Keiko Fujimori ha subordinado a las tendencias centrífugas, comenzando con la frase de sujeción de su hermano Kenji hace algunos días.

Junto a la del Apra, el fujimorismo ha sido la fuerza menos erosionada por el transfuguismo. Por el contrario, ha sido beneficiado de él. No es lo mismo ser oposición junto con otros partidos, que serlo mayoritariamente, como lo es ahora. Recae en Fuerza Popular la responsabilidad mayúscula del desempeño de una institución como el Parlamento, con poco prestigio. Allí sí puede venir su erosión política.