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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

En medio del circo de los horrores en el que se han convertido nuestras elecciones –con una normativa electoral que parece obra del doctor Frankenstein, "justicieros" pidiendo tachas y exclusiones por doquier y esa lágrima llamada JNE–, hay un elefante blanco que está pasando desapercibido: el Parlamento Andino.

Si bien a estas alturas, es el menor de nuestros problemas, recordemos que en este proceso electoral también debemos elegir a nuestros representantes ante dicha organización internacional. Siendo las terceras elecciones con voto directo para esta clase privilegiada de parlamentarios, cabe reflexionar al respecto.

El Perú aporta cinco parlamentarios titulares a esta instancia, los cuales ganan igual que un congresista pero solo sesionan dos veces al año y de manera extraordinaria si lo solicita un tercio de los representantes. Ello sin contar el cuantioso aporte que como país estamos obligados a realizar, así como el financiamiento de nuestra representación parlamentaria.

De una simple revisión de su tratado constitutivo se observa que el Parlamento Andino no tiene capacidad de emitir normativa vinculante ni comunitaria ni nacional, ya que únicamente puede hacer recomendaciones a los verdaderos órganos decisorios de la Comunidad Andina, como son la Comisión y el Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores. Adicionalmente, tiene funciones tan gaseosas como "promover la participación de los pueblos como actores del proceso de integración andina" y "fomentar el desarrollo de una conciencia comunitaria andina".

Incluso los mismos países miembros de la Comunidad Andina ya han expresado su interés en despercudirse de esta entidad a través de la Decisión 792, que aprueba los lineamientos para la reingeniería del Sistema Andino de Integración : "c. Respecto al Parlamento Andino, se recomienda su migración al Parlamento Sudamericano en el marco de Unasur."

En Colombia, en el año 2014, el voto en blanco de esta elección representó el 53.2 % del total de los sufragios válidos, lo cual significó que dichas votaciones debieran repetirse.

No nos dejemos engañar por quienes hacen campaña mintiendo y haciéndonos creer que realmente tiene propósito su elección al Parlamento Andino. En el contexto actual, se trata eminentemente de cupos políticos que permiten pagar favores a aliados o un campo de pruebas para políticos primerizos. Solo nos queda ejercer presión ciudadana para que de una vez por todas se denuncien los tratados de organismos internacionales inoperantes.