José Domingo Pérez (USI)
José Domingo Pérez (USI)

La alharaca despertada por el supuesto plagio o falta de novedad en la tesis del fiscal Domingo Pérez se vuelve irracional cuando se argumenta que con esto se descalifica todo su trabajo como fiscal. El argumento es que, como no usó comillas en partes de su tesis, todas sus acciones fiscales posteriores carecen de valor.

Bajo esa lógica, el cardenal Cipriani no habría tenido catadura moral suficiente para dirigir la Iglesia católica luego de haber plagiado a dos Papas en dos columnas de opinión para El Comercio, razón por la que sí se le retiró el espacio que tenía en el diario. Lo mismo con el fiscal de la Nación Chávarry, quien, según una investigación de Hildebrandt en sus trece, plagió 292 de los 356 párrafos de la tesis con la que obtuvo su maestría en Derecho Penal. Si se trata de ponernos moralistas, este último caso es muchísimo más grave que el de JDP, pero, por lo que leo, quienes cuestionan a este no cuestionan al otro. Así de selectiva es la indignación local.

Hacer pasar ideas ajenas por propias es inaceptable e incompatible con el trabajo intelectual, pero pretender descalificar todo el ejercicio profesional de una persona por la ausencia de unas comillas, en un país como el Perú donde las maestrías y doctorados bamba se ofrecen por todos lados, me parece una hipocresía monumental. El problema de fondo es que en el Perú existe una cultura del plagio y ausencia de rigurosidad que, en gran medida, se debe a una obsesión por los títulos académicos que adornen paredes y hojas de vida. Es la victoria de la forma sobre el fondo que termina abriendo paso a la mediocridad académica en buena parte de las universidades en el Perú.

Al fiscal se le debe retar con la ley en mano. En la cancha. Lo demás es pura estrategia distractora y falsa indignación.

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