(Renzo Salazar)
(Renzo Salazar)

El Gobierno ha vuelto a pedir facultades. Se aprobaron una centena de decretos legislativos (D. Leg.) el año pasado. Alrededor de una decena fue desestimada por el Congreso, incluyendo el que hubiera facilitado expropiaciones para hacer obras de infraestructura. No hay duda de que estos D. Leg. ya contribuyen y contribuirán al bienestar.

El Gobierno recurrió a ellos porque es débil y el partido de la mototaxi o Chinecas controla el Congreso. Alan García, con mucha mayor capacidad política, dirigiendo lo más cercano que tenemos a un partido político, y con toda su tiranía, aprobó D. Leg. para adecuar la legislación al TLC con EE.UU. El pedido excedió el encargo. En el gobierno de Alberto Fujimori se aprobaron buena parte de las reformas con D. Leg., después del autogolpe que cerró el Congreso. Las vacas ya no se acuerdan de cuando fueron terneras.

La productividad mide nuestra capacidad de hacer más con lo mismo. El aumento de esta explicó alrededor de la mitad del crecimiento en los años de dinamismo. Hemos perdido la brújula en el debate público, pidiéndole a la inversión pública que impulse la actividad. Y esta es pequeña y tiene, en promedio, una calidad pésima, por lo general no se mantiene.

Tenemos que adoptar reformas ambiciosas para que aumente la productividad y el crecimiento potencial, la velocidad de crucero de la economía. No hay otra forma de generar empleo formal para los más de trescientos mil jóvenes que lo buscan al año, más los que lo han perdido durante los años de Humalanomics.

Pero los problemas no empezaron con Humala y su pan con mango de capitalismo de Estado. La productividad cae desde 2008. Por eso crecemos a la mitad, no por la inversión pública. Por eso el año pasado solo se crearon 80 mil empleos formales en el sector privado (y otros tantos en el público, lo que es inaudito).

¿Propondrá reformas realmente ambiciosas el Gobierno? La próxima semana pondré algunos ejemplos.

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