Estimada Sra. Chacón. (Perú21)
Estimada Sra. Chacón. (Perú21)

Leí con espanto y tristeza su columna sobre la violencia desmedida y sistemática que se ejerce sobre las mujeres, pero en particular sobre las que se dedican a la política o tienen alguna notoriedad en la sociedad, como es su caso. Tiene razón: es intolerable el calibre de calificativos que se lanzan con la excusa de la diferencia política o ideológica o la libertad de expresión y, aún sin ellas, con el solo ánimo de agredir, ofender y dañar.

No debería ser difícil diferenciar la injuria y la difamación de una opinión porque esta última debería referirse a circunstancias, hechos, ideas o creencias, no a personas.

El ataque con misoginia, injuria, calumnia y demás perlas no proviene solo de quienes sienten antipatía por el fujimorismo; ni siquiera proviene exclusivamente de hombres. Por eso es inatendible que una mujer le diga “bruto” al congresista Becerril y, cuando este le contesta con la misma palabra, lo acusen de cobarde, misógino o machista. Las ideas de su artículo, Sra. Chacón, son interesantes y urgentes, pero la consistencia es muy importante.

Deslindar de quienes hacen exactamente eso que usted señala contra mujeres que tienen una posición política distinta a la suya sería un gesto enorme y que aplaudiríamos independientemente de nuestras preferencias políticas. También lo sería que las personas de su entorno dejaran de apoyar actitudes como las que usted con tanta justicia denuncia pero que a diario se rebuznan llenas de misoginia por radio y TV.

Podrá no gustarme su estilo, Sra. Chacón, pero jamás la leí o escuché insultando o intentando denigrar a nadie por su color, su aspecto, sus creencias o condición. Exija lo mismo en su tienda y, por consistencia, saquen a Maritza García de la Comisión de la Mujer. Yo empezaría por ahí.

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