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Redacción PERÚ21

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Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.com

¿De qué otra forma podía morir –señalando el último caso– quien tanto bregó por recuperar la soberanía sobre la zona y sobre el canal de su país? Otro exagente, John Perkins, que escribió el libro Confesiones de un sicario económico, a quien cité en un artículo, contó que solía visitar a los nuevos presidentes de los países del patio trasero con una bala y la promesa de un millón de dólares, y les decía que ambos le estaban destinados, que dependía de sus políticas cuál sería el que le harían llegar. La URSS tampoco se privaba e hizo estallar el avión en el que viajaba Dag Hammarskjöld, secretario general de la ONU que contradijo las políticas soviéticas en África. Tuvo suerte Evo. El hecho, sin embargo –y quizá felizmente–, desnuda las intenciones, sujeciones y miserias de unos y otros, pone en evidencia, una vez más y van…, la impertinencia de USA, y el lameculismo (neologismo imprescindible) de los gobiernos de Francia (gobernada por un pigmeo socialdemócrata), España (al mando de un franquista solapa), Italia y Portugal (gobernadas ambas por sus respectivas crisis). Como dijo, con aguda precisión política, el vicepresidente boliviano, "con este desagradable y prepotente episodio se constató que las colonias no están en América Latina, ni en África, ni en Asia, sino que están en algunos países de Europa". Acusó, además, la prepotencia gringa ante la ONU por "violar el derecho internacional" y agradeció las muestras de solidaridad de América Latina y "de los jóvenes de todo el planeta".