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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Abraham Levy,Opina.21alevy@ambiand.com

Así empieza un conocido refrán que alude a las lluvias: en enero no llueve mucho y en febrero llueve como loco.

Este año, enero poco y febrero aún más poco.

Todos los ríos de la costa peruana registran caudales muy por debajo de lo que debieran para la época. El río Chira, el más caudaloso de la costa, tiene menos agua que el Rímac que también atraviesa por una deficiencia.

En las ciudades de Ica y Piura, los cauces de sus respectivos ríos no tienen agua.

Ayer el embalse de Gallito Ciego en el norte descendió a su volumen de almacenamiento más bajo de este siglo. Situación que se repite en el resto de embalses del norte.

Esta columna es insuficiente para dimensionar la enorme cadena de impactos que la falta de lluvias está generando y seguirá haciendo en las economías regionales y en la nacional.

Sin embargo, los niveles de reservas de agua en el Rímac y Mantaro, en la sierra central, amén del hecho de ser una de las pocas zonas donde la deficiencia no es tan extrema, nos permitirán cubrir las necesidades de energía y saneamiento que Electroperú, Sedapal y otras empresas de servicios ofrecen.

Al cierre de esta columna, aún no se avizora un vuelco en el sombrío panorama de lluvias que nos afecta.

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