El último tango

El último tango.

A su paso por Buenos Aires, Jaime Bayly concedió una entrevista donde se explayó sobre la situación argentina. Lo escuché con interés –Bayly siempre ameno– y con sorpresa describir ese país de locos lindos como él llama a la Argentina. Una visión romántica y simpática de alguien que, a pesar de sus numerosos viajes, no vive allí.

La Argentina de los últimos 15 años no tiene nada de romántica. Era un país que se hundía y que ante la victoria casi ineludible de Alberto Fernández –en eso sí coincidimos– retomará su caída.

Quien no vive allá, ¿qué sabe de las colas? ¿Colas para qué?, preguntará el sorprendido lector. Pues para todo. En todos, y que quede bien claro, en todos los establecimientos comerciales hay que sacar numerito. Y ponerse a esperar. En el banco entre 20 y 50 minutos. En el cajero de 15 a 20 para retirar dinero. La cola para echar nafta (gasolina en peruano) generalmente es de 8 a 10 carros, en el súper antes de llegar a la caja tengo tiempo de ver medio capítulo de Netflix en el celu que cargo siempre porque en un día cualquiera voy a pasarme una hora o más haciendo colas. Eso en el día a día no tiene nada de simpático. Pero hay más grave. Los cortes de ruta y calles en épocas de Cristina Uno y Dos llegaron a decenas por mes con millones de horas-hombre perdidas. Las huelgas eran pan de cada día. Un día no había subtes, otro no había colectivos, otro aviones, al último se paraba todo el país. Los camioneros bloqueaban las salidas de los diarios para que no se repartan. Los chicos nunca entraron al cole a tiempo porque los maestros se iban siempre a la huelga. Macri estaba camino a arreglarlo, pero ahora, chau, pescao.

Los banqueros sueñan con un kirchnerismo soft, tipo Menen, y Bayly cree que Alberto Fernández será distinto. ¡Si le debe todo a Cristina! Y si Cristina deja que sea business as usual, lo primero que pasa es que siguen sus juicios ¡y la señora va presa antes del año! Cristina puso a Fernández justamente para no ir a la cárcel. Por eso roban los gobernantes corruptos, para perpetrarse en el poder o comprar su libertad cuando los pillan.

Con Alberto volverá La Cámpora, la agrupación de peronistas talibanes que preside Máximo Kirchner. ¿O se creen que Cristina va a preferir al presi puesto a dedo a su único hijo que de jugar con la play pasó a ser eminencia política? Una tiene su corazón de madre y eso jala más que cualquier aliado eventual.

El que no vive allí no sabe de inviernos sin luz porque colapsa el sistema y sin calefacción porque no hay gas. No sabe de hospitales con médicos extraordinarios, pero sin un vaso para tomar agua. No sabe de pagar todo en efectivo porque nadie acepta un cheque. Eso iba camino a arreglarse con Macri. Ahora, tarde piace.

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