La incapacidad del Gobierno, una vez más, ha sido expuesta y lamentablemente el país y la población tienen que volver a sufrir las negligencias de sus autoridades, que no tienen la capacidad de responder ante los problemas que se presentan, como es el caso de los incendios forestales. Estos se han desbordado y a la fecha tienen lamentablemente ya 15 víctimas y más de un centenar de heridos y miles de personas afectadas, algo que pudo haberse prevenido si es que hubiera un Poder Ejecutivo mínimamente responsable.
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La justificación es que hay una escalada de incendios forestales en toda la Amazonía y que el Perú no podía estar exento a este embate de la naturaleza y que, además, el calentamiento global está haciendo estragos en el Perú, por ser un país vulnerable a los efectos del cataclismo mundial que origina el abuso de emisiones de gases de efecto invernadero.
Escuchar al premier decir que estuvieron prestando atención a las emergencias de incendios forestales en el Ecuador, cuando desde agosto se sabía que en la sierra y en la selva del Perú se estaban desencadenando incendios forestales, es una muestra de la negligencia y la priorización de la atención de estas emergencias ambientales.
Dónde queda el trabajo del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), que supuestamente consolida la información de incendios forestales. ¿Está realmente trabajando y cumpliendo su función?, ¿cuál es el nivel de coordinación con el gobierno central, sabiendo que es el propio premier el que lidera la atención de estas emergencias nacionales?
Las preguntas son interminables, pero después de ver que se esmeraron en las atenciones de las exequias del dictador Fujimori, podemos entender que tenían otras obligaciones “más importantes” que atender, que preocuparse de los incendios forestales.
La realidad es que no han hecho nada, a sabiendas de que se podía prevenir con campañas de información y educación sobre la prevención de la quema de arbustos y restos de material biológico, alertando de las consecuencias que incluyen sanciones penales y sobre todo organizando a las poblaciones para atender la emergencia, poniendo el Estado a disposición para la atención inmediata del incidente. Pero olvídense, no pretendamos ser un Estado eficiente si además carecemos de un gobierno responsable.