Los congresistas se siguen saliendo con las suyas, en realidad, habrían hecho ‘feria’ en este periodo parlamentario. Ahora, gracias al trabajo del periodismo de investigación, podemos conocer una serie de trapacerías que habían cometido varios congresistas aprovechando todo el ruido político que tiene al país en ascuas, con cada ley inconstitucional o medida para arremeter contra la institucionalidad.

En el ojo de la tormenta está el congresista Héctor Valer, que ha sido denunciado en un reportaje dominical por pretender aprovecharse de la responsabilidad que tenía presidiendo una Mesa de Trabajo sobre las denuncias de corrupción y obras abandonadas por empresas chinas, que habrían estafado a pequeños empresarios nacionales que proveyeron servicios y materiales de construcción en las obras que ejecutaban los chinos.

El modus operandi de Valer es utilizar un asesor en la sombra, que fungía de funcionario del servicio parlamentario adscrito a la Mesa de Trabajo que investigaba a estas empresas chinas, pero que en realidad era un trabajador fantasma, porque no figura en la planilla del Congreso; una buena estrategia para que Valer deslinde de las denuncias de pedido de coimas, así no se haría responsable por los hechos luctuosos.

Los antecedentes de Valer lo condenan. Cuántas veces más estará en el ojo de la tormenta el congresista que entró por el partido de López Aliaga de la extrema derecha y de ahí desfiló a la izquierda radical con Bermejo y siguió zigzagueante desfilando por otras bancadas, buscando quién lo acoja.

La otra joyita es la congresista Elizabeth Medina, que ha sido denunciada por un alcalde que habría pagado 272 mil soles de coima, para que le ayude a conseguir financiamiento para una obra de pistas y veredas, utilizando al esposo como operador y encargado de recibir la coima. La camarada del bloque magisterial, al igual que Tello, Bermejo y otros angelitos de la izquierda revolucionaria, está mostrando que le gusta la plata y su lucha por el pueblo es pura fanfarria y sinvergüencería.

Estos mediocres congresistas en su vida han percibido un sueldo como el que hoy disfrutan, pero aun así quieren más y la codicia los consume, por eso votan en el Pleno sin desparpajo por leyes que atentan contra el país; total, si lo que importa es que sigan con el festín. Si nadie los controla y menos los denuncia, están blindados porque sus votos valen oro.

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