El dedo apunta a Palacio

“Aunque haya que tomar con pinzas el testimonio de un sujeto como Villaverde, la evidencia recogida y delaciones anteriores, como las de Karelim López, están haciendo que el caso tome un curso cuyas consecuencias pueden ser cataclísmicas para la legitimidad del gobierno y de nuestra democracia”.
"Se necesita, además, que el fiscal de la Nación evalúe la pertinencia de iniciar las investigaciones sobre el mandatario, especialmente sobre aquello que trató de esconder, primero, en sus reuniones en la calle Sarratea y que luego habría puesto en marcha –cada vez con mayor descaro– con su gabinete a la sombra, en Palacio". (Foto archivo GEC)

, imputado por la Fiscalía como uno de los operadores de la red mafiosa en el , que presuntamente lidera , ya con la noticia de que se quedará en la cárcel por lo menos durante dos años, ha decidido cantar.

Y vaya que lo suyo es más que un simple do de pecho. Según sus primeras declaraciones a la Comisión de Fiscalización del Congreso, asegura poseer información tan amplia sobre el presidente y su entorno que, según él, se remontan a supuestas trafas realizadas en el proceso electoral de 2021 y llegan hasta la adjudicación de obras, para las cuales él mismo se coludió con los sobrinos del jefe de Estado.

Siguiendo el procedimiento formal en casos de organizaciones criminales, se sabe que si un imputado decide delatar ante la Fiscalía a alguien más de la red, tiene dos caminos: o declara como investigado y testigo o como colaborador eficaz. Y para aspirar a un beneficio, si opta por ser colaborador, debe reconocer su delito y entregar pruebas que corroboren sus testimonios sobre otros implicados. Que testifique aminorará seguramente su posible condena, pero no desaparece su condición de cómplice de las fechorías que ahora él mismo está denunciando.

La fiscal anticorrupción Karla Zecenarro acudió ayer mismo al penal para tomar la declaración de Villaverde. De aquí para adelante todo dependerá del Ministerio Público y la agilidad y el profesionalismo que muestre para validar la información proporcionada por el inculpado. Una información que, si se llegase a verificar, ciertamente, pondría a Castillo y a los suyos en una situación insostenible.

Como hemos dicho en otras oportunidades, se necesita, además, que el fiscal de la Nación evalúe la pertinencia de iniciar las investigaciones sobre el mandatario, especialmente sobre aquello que trató de esconder, primero, en sus reuniones en la calle Sarratea y que luego habría puesto en marcha –cada vez con mayor descaro– con su gabinete a la sombra, en Palacio. La Constitución no se lo impide.

Aunque haya que tomar con pinzas el testimonio de un sujeto como Villaverde, la evidencia recogida y delaciones anteriores, como las de Karelim López, están haciendo que el caso tome un curso cuyas consecuencias pueden ser cataclísmicas para la legitimidad del gobierno y de nuestra democracia.

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