La Comisión de Presupuesto en el Congreso tiene entre sus principales funciones aprobar el presupuesto público que elabora el gobierno cada año. Al recibir el documento, la atención de los legisladores suele estar en el monto global, en el porcentaje destinado a cada sector y, en especial, en el Anexo 5. Ahí está lo sabroso: el listado de obras priorizadas que serán financiadas directamente por el gobierno central. Los congresistas pueden meter mano a esa lista, así que no perdonan. Siempre es donde más cambios hay.

Si tienes voz y voto en la Comisión de Presupuesto, como lo describe Sifuentes en K.O. P.P.K., puedes “incluir tu puente, tu comisaría, tu canchita, tu remodelación; lo que sea que tus potenciales reelectores estuvieran esperando”. ¿Quién maneja esa comisión? Los fujimoristas. Así, gracias a los informes publicados por Martín Hidalgo en El Comercio, sabemos que desde 2016 han incluido más de 900 proyectos por más de S/2 mil millones, varios sin haber sido mencionados ni en la Comisión de Presupuesto ni en el Pleno. Eso hace que no sea posible rastrear quién ha incluido qué proyecto. ¿Qué se oculta?

Que un legislador se la juegue por proyectos para su región es lo esperable, pero que en el camino haya tratos bajo la mesa definitivamente no. Y esa es la sospecha de la Contraloría y la Fiscalía, que ya tienen en la mira a algunos que más que legisladores parecen haberse portado como facilitadores.

Los congresistas no tienen iniciativa de gasto, pero con el contrabandeo de obras en el presupuesto han encontrado la forma de sacarle la vuelta a la ley. No es casualidad que la de presupuesto sea la comisión con mayor cantidad de miembros. ¿Creen que todos juegan limpio?

Esta debería ser la primera investigación interna que el siguiente Congreso debe proponer.