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Han transcurrido largas semanas desde que Pedro Castillo y su ministro Pedro Francke anunciaran públicamente que habían acordado con Julio Velarde su continuidad al frente del Banco Central de Reserva. Una noticia que en ese momento dio cierta tranquilidad a los mercados, en medio de la incertidumbre generada por el actual gobierno, la que se refleja dramáticamente en el día a día del precio del dólar.
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Han transcurrido largas semanas desde que Pedro Castillo y su ministro Pedro Francke anunciaran públicamente que habían acordado con Julio Velarde su continuidad al frente del Banco Central de Reserva. Una noticia que en ese momento dio cierta tranquilidad a los mercados, en medio de la incertidumbre generada por el actual gobierno, la que se refleja dramáticamente en el día a día del precio del dólar.
Hoy, sin embargo, a casi mes y medio de asumir el poder, no solo se sigue dilatando la ratificación oficial de Velarde, sino que el propio presidente viene generando una ola de rumores y especulaciones que dañan la credibilidad nacional e internacional del Perú ante los agentes económicos. Un daño que, de paso, ya lo está sufriendo el bolsillo popular. Para colmo, el propio Castillo se ha encargado en las últimas horas de alimentar la rumorología al insinuar melifluamente que lo estaría dudando o que se habría echado para atrás (¿será por presiones de Verónika Mendoza, quien durante la campaña llegó a ningunear a este destacado funcionario?).
Al menos eso fue lo que refirió un legislador de Acción Popular luego de participar en una reunión de su bancada con el jefe de Estado la noche del martes. Y a la chismografía se suma el hecho de que ese mismo día recibió temprano en su despacho a dos ex funcionarios del BCR de tendencia claramente izquierdista. ¿Qué busca el mandatario? ¿No le parece suficiente desafiar al país manteniendo a ministros vinculados a Sendero Luminoso y permitiendo –él mismo– que se le abra las puertas del Gobierno a la dirigencia del Movadef? Porque si ahora busca que la estabilidad económica de la que el país gozaba en las últimas décadas se venga abajo por completo, ¿en el beneficio de quién está pensando? ¿Quién lo está asesorando? ¿A quién pretende poner en tan sensible cargo? ¿A algún paisano?
Las preguntas podrían ser interminables. Si tiene un plan será mejor que lo exponga a la ciudadanía de una vez por todas. No juegue con fuego, presidente. El país no es su chacra, y mucho menos la de Perú Libre.
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