El nuevo Congreso

Ayer nació un nuevo Congreso, uno que ya no se regirá por los intereses de la bancada de Fuerza Popular. Nació también un Congreso en el que el debate y el consenso tendrán preponderancia, en el que se privilegiará la razón antes de sacar adelante una norma. Ayer, el Poder Legislativo volvió a sus orígenes.

Los fujimoristas reclamaron el cambio, perdieron tres plazas en el Consejo Directivo del Parlamento; es decir, perdieron el control del Congreso. Ahora, 10 de los 24 congresistas que integran el Consejo serán de Fuerza Popular. Las demás agrupaciones ocuparán, equitativamente, las 14 plazas restantes.

Al manejar el Consejo Directivo, el fujimorismo ponía en la agenda del Pleno los proyectos que a ellos les interesaba debatir y aprobar. Con este cambio, Fuerza Popular no podrá digitar, de manera unilateral, el debate en el Congreso. Con su mayoría absoluta, las demás bancadas debían aceptar lo que FP imponía. La composición ha cambiado y las agendas, también.

La creación de tres nuevas agrupaciones (Bancada Liberal, Cambio 21 y Unidos por la República) obligaba a recomponer el Consejo Directivo del Parlamento. Cada agrupación debe estar debidamente representada.

El poder debilitado de FP se observó ayer en la Junta de Portavoces. Luego de aprobarse la recomposición del Consejo, los legisladores fujimoristas abandonaron la sesión, pero su salida no provocó que esta se suspenda; antes, cuando el bloque naranja quería suspender una sesión, simplemente se paraba y se iba. Ayer bastó la presencia de las demás bancadas para que hubiera quórum. El presidente del Congreso, Daniel Salaverry, explicó que, a través de una “votación democrática”, se realizó la modificación de la representación parlamentaria. “Seguiremos trabajando de manera transparente e imparcial. #UnNuevoCongreso”, escribió en su cuenta de Twitter.

Y César Vásquez, el vocero de APP, añadió: “Este es un acuerdo político; que no le convenga a Fuerza Popular es otra cosa”.