El Ministerio de Educación ha anunciado recientemente la aprobación de la norma técnica que regula el concurso público para el ascenso de escala de docentes de educación básica regular, en el contexto de la carrera pública magisterial. Este concurso se refiere al proceso mediante el cual los profesores pueden avanzar en su carrera profesional y subir en las escalas existentes.
Es claro que este proceso es fundamental para generar mayor solidez en la carrera magisterial. Este anuncio genera expectativa, ya que implica una evaluación importante de las competencias profesionales de nuestros docentes, quienes son la base y el pilar de nuestro sistema educativo.
Que la carrera magisterial tenga un sustento en la meritocracia es uno de los impulsos necesarios para la gran transformación de nuestra educación básica. Sin embargo, desde el Congreso se abren las puertas para que los maestros sean nombrados sin evaluación ni concurso alguno. Lo que sucederá en unos años es que los profesores que ingresen sin evaluación no podrán ascender en la carrera pública, según el nuevo reglamento, lo que generará mucha frustración.
No podemos tener dos instituciones del Estado que colisionan y que en una la regla es la meritocracia y para la otra no. ¿Quiénes serán los perjudicados? Lamentablemente, los escolares.
Hay pronunciamientos públicos, como el de IPAE, suscrito por muchas asociaciones y gremios, que defienden la meritocracia como un pilar fundamental para mejorar la calidad educativa. No obstante, deberíamos ser los padres de familia los primeros en exigir a nuestras autoridades que nos garanticen maestros preparados para formar a nuestros hijos.