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Distancias
Un hombre de 29 años, profesional de muy buen nivel que trabaja en la administración pública, me habla de su reciente incursión en el mundo de las páginas de celestinaje —sin intención peyorativa— virtual.
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Roberto Lerner,Espacio de crianzahttp://blogs.educared.org/espaciodecrianza/
Un hombre de 29 años, profesional de muy buen nivel que trabaja en la administración pública, me habla de su reciente incursión en el mundo de las páginas de celestinaje —sin intención peyorativa— virtual.
Es un joven muy tímido y reservado. Escoge las palabras con cautela, se expresa en voz baja y su lenguaje es parsimonioso. Tiene pocos pero excelentes amigos, sobre todo en el trabajo. Le es especialmente difícil hacer nuevos contactos, sobre todo del sexo opuesto. Nunca ha logrado establecer una relación de pareja. Habíamos estado hablando del romance en red y algunas de las barreras que permite romper a ciertas personas.
"Fue una buena idea. La cosa va bien", me dice, "es un lugar seguro. La tarifa anual es manejable y garantiza seriedad. Estoy conversando con una chica de mi edad que es investigadora en ingeniería biomédica en una universidad canadiense", afirma con cierto orgullo. Y añade: "Hay dos problemas. Es bajita —él es bastante alto—, mide un metro y medio. Y después, claro, está la distancia. Toronto está lejos de Lima. El chat no permite sentir ciertas dimensiones. No tengo la intención de irme de mi país".
"Ah, sí, el espacio", intervengo. "Y dime: si una chica con la que quisieras entablar una relación viviera a una cuadra de tu casa, ¿a cuánta energía, cuántos obstáculos, cuántas dudas de distancia se encontraría de ti? ¿Cuánto deberías recorrer para tener con ella el vínculo que en dos semanas has desarrollado con la canadiense?", termino. Sonríe y asiente.
A veces olvidamos que la distancia entre dos seres humanos no solamente se mide en kilómetros.
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