[Opinión] Richard Arce: “¡Se equivocan en Palacio!”. (Foto por ERNESTO BENAVIDES / AFP)
[Opinión] Richard Arce: “¡Se equivocan en Palacio!”. (Foto por ERNESTO BENAVIDES / AFP)

La presidente Dina Boluarte anuncia una ronda de diálogo con los líderes de los partidos políticos como estrategia de apertura al diálogo y los consensos para salir de la crisis. Como titular, suena bonito, pero en realidad no ayuda en nada a distender este ambiente de crisis, al contrario, es contraproducente.

En otros tiempos, evidentemente una propuesta de diálogo y concertación con las fuerzas políticas del país se vería como algo positivo, pero en esta crisis de polarización que estamos viviendo es, en realidad, un despropósito.

Si no se han dado cuenta en el Ejecutivo, hay una crisis de representación política, y no solo ha sido la calle la que se ha manifestado. Las tres últimas encuestas lo refrendan con el nivel de desaprobación que tienen y el descrédito de los partidos políticos que los representan. Inclusive la posibilidad de convocar a una asamblea constituyente ha vuelto a generar expectativas, porque justamente sería la antítesis del sistema representativo que ahora tenemos y que tanto se cuestiona.

Ese escenario abre el debate sobre la posibilidad de descartar el actual sistema de representación y, en realidad, es el trasfondo de esta aspiración como muestra de rechazo al sistema de partidos políticos en el que se cimentó nuestra democracia representativa. Además, en este nuevo modelo se tendría la participación de organizaciones sociales, de las fuerzas vivas que llaman a estos espacios con los que un gran sector de la población ahora se siente identificada.

Regresando a la decisión de la presidenta Boluarte, ella debería priorizar tender puentes con otras organizaciones sociales más representativas, que inclusive en la semana la visitaron, como la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales y la Asociación de Universidades Nacionales, como iniciativa.

Así podría diseñar una estrategia que permita empezar a buscar el diálogo allá en el sur, donde la tensa calma puede ser el preludio de una mayor conflictividad; porque deben entender que no se ha solucionado nada y este escenario es solo es una tregua forzada por las circunstancias. Es una bomba de tiempo.