(Fotos: Andrés Paredes / @photo.gec)
(Fotos: Andrés Paredes / @photo.gec)

Con la expectativa y las tensiones electorales ocupando las primeras planas, el actual Congreso de la República se las arregla para continuar haciendo de las suyas, o sea, proponiendo y promulgando normativas absurdas, populistas, que solo dañan la economía de los peruanos, como han hecho desde el principio.

Esta vez, al parecer, les tocaba dar un nuevo golpe al sistema previsional, su blanco favorito, que ya bastante han debilitado con medidas anteriores. Ahora pretenden que la jubilación anticipada sea a partir de los 50 años de edad para hombres y mujeres –era a partir de los 55–, cuando las personas están todavía en una etapa altamente productiva y contrariamente a lo que sucede en países desarrollados, donde se viene aumentando la edad de jubilación, ante el alargamiento de la expectativa de vida.

Es considerando esas circunstancias que, en Europa, por ejemplo, se ha fijado los 67 años como edad de retiro para los próximos años. En concreto Dinamarca (desde 2022); Alemania (67 años desde el 2013, dependiendo de los años cotizados y el sector); España (a partir de 2027); Francia (2022); e Italia y Holanda (a partir de 2021). Mientras que en dos países la edad elegida es todavía mayor, 68 años: Irlanda (a partir de 2028) y Reino Unido (en 2046). Los británicos se jubilan ahora a los 65 años.

La modificación al Régimen de Jubilación Anticipada (REJA) –una medida por completo a contracorriente de la economía moderna– fue aprobada el miércoles en la Comisión de Economía del Congreso –aún falta que lo vea el Pleno– sin ningún debate, como si ya no fuera necesario ningún escrutinio. El propio exjefe de la SBS, Juan José Marthans, deploró la decisión, pues ni siquiera tenía el sustento de una evaluación técnica. “Ninguna iniciativa de estas tiene fundamento. A la larga, afectará negativamente a los afiliados”, sostuvo.

Con este nuevo golpe al sistema, se reduce aún más la posibilidad de que aquellos peruanos que contribuyeron y contribuyen con sus sueldos para lograr un retiro decoroso en el ocaso de sus vidas, puedan jubilarse con una pensión adecuada. La necedad de este Congreso parece no tener límites. Y de la legislatura extra que se autoaprobaron, solo cabe esperar mayores desaguisados.

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