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Deprimente realidad
Thomas Carlyle, historiador inglés del siglo XIX, apodó a la economía como la “ciencia deprimente”. Eran tiempos de las ideas de Thomas Malthus, aquellas que pronosticaban un futuro tétrico: dado el crecimiento geométrico de la población, y el crecimiento aritmético de los alimentos, no faltaría mucho para que la hambruna llegara hasta los últimos recodos del orbe.
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Juan José Garrido,La opinión del directordirector@peru21.com
Como sabemos, la productividad del agro creció a una velocidad que pronto hizo añicos la oscura predicción.
La cosa es que, valgan verdades, la economía tiene algo de deprimente. Y no es la ciencia per se sino los resultados que proceden cuando ignoramos las reglas básicas del mercado y sus instituciones: Una macroeconomía estable (bajos niveles de inflación y una política fiscal responsable); que los incentivos del inversionista se encuentren alineados a una norma tributaria sensata. Esto es, que los impuestos que paga un contribuyente se reflejen, o se acerquen, a los servicios que recibimos.
Sin embargo, difícilmente encontraremos una regla más simple y sencilla que la seguridad física y jurídica. El crimen recrudece día a día sin que observemos –siquiera– un plan de acción que augure un futuro mejor. De igual manera, el cambio de las reglas de juego en casi todos los sectores productivos (regulaciones) han terminado paralizando a los potenciales inversionistas. Ya no es sólo minería, hidrocarburos, servicios financieros y telecomunicaciones, o industria. Es horizontal a través de los diferentes sectores económicos.
No nos debe sorprender, entonces, por qué cae la inversión, y por qué cae la producción total. Basta revisar la tabla de PBI trimestral para observar el desplome, desde el 10%, en el segundo trimestre del 2010, hasta el 5%, en el trimestre actual.
Valgan verdades, es lógico: es el resultado de andar pensando en otras cosas. Por lo pronto, pareciera que el 15% de pobreza –ofrecido por el mandatario– para el 2016 será imposible de lograr. Estas no son sólo estadísticas; son millones de personas afectadas por este desvío. Ojalá el gobierno recapacite y retorne, pronto, al "crecimiento con inclusión".
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