La herramienta se ha empezado a replicar en todo México. (Gettyimages)
La herramienta se ha empezado a replicar en todo México. (Gettyimages)

Los terremotos en México no solo han sacudido esa parte del mundo. Sus efectos también nos han remecido porque vivimos en un territorio altamente sísmico y bajo la amenaza de sufrir algo similar a lo que ha ocurrido en ese país, en Lima y Callao, sobre todo.

Por ello, es saludable que Perú21, a raíz del desastre en México, esté informando sobre los riesgos en nuestra capital ante un eventual y muy probable sismo fuerte, no para generar pánico sino por cultura de prevención. Precisamente hace dos semanas decía que había que aprovechar estos eventos ajenos para llamar la atención sobre la situación en nuestro país.

Perú21 el día de ayer puso en portada el informe de Óscar Flores que pone en evidencia la alta vulnerabilidad de Lima ante la ocurrencia de un sismo. Esperemos que sigan informando al respecto, poniendo la lupa en las áreas de mayor peligro, pero también en la corrupción y en la omisión de autoridades.

Fiscalización de construcciones, por ejemplo, es un asunto que no se cumple debidamente. La situación de los principales centros hospitalarios también debe revisarse. Las autoridades muchas veces solo reaccionan cuando se pone en evidencia una falencia o vemos la desgracia en otra parte. Un claro ejemplo está en que recién el miércoles se haya aprobado un decreto para autorizar el reforzamiento de centros de salud públicos, para lo cual crearán comisiones que determinarán cuáles están en riesgo. Así de poco preparados estamos.

Pero las ondas sísmicas también movieron el periodismo en sí y nos hicieron revisar la práctica reporteril. La historia de la niña Frida Sofía supuestamente atrapada en los escombros de una escuela que había conmovido al público, que había tenido amplia cobertura por la cadena mexicana Televisa y, por consiguiente, gran repercusión internacional, incluyéndonos, resultó falsa.
La versión salió inicialmente de los rescatistas de la zona y fue refrendada incluso por el vocero de la Secretaría de Marina. Eso hizo que los reporteros la tomaran como una verdad absoluta y la contaran al público. La lección es dudar siempre, cruzar y reconfirmar versiones así las dé un vocero oficial. Incluso en este caso los reporteros mexicanos podrían haberse preguntado por qué no aparecen padres o familiares de Frida Sofía indagando por ella.

Este caso me hizo recordar que cuando ocurrió el incendio en los cines de Larcomar, hubo diferencias entre las cifras de víctimas, porque inicialmente un bombero dio un número mayor. Luego Seguridad del Estado y la Fiscalía salieron a desmentir la primera versión. Y en un triste episodio más cercano, en el incendio de la galería Nicolini, en Las Malvinas, al comienzo también se informó de hasta tres y cuatro jóvenes encerrados en un contenedor, cuando fueron dos los que perdieron la vida. Hay que preguntar hasta el final y dudar hasta de las versiones que vienen de fuentes oficiales.

TAGS RELACIONADOS