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El costo de lo convencional

Mi auditorio está lleno de ingenieros, abogados, arquitectos, administradores, economistas y médicos jóvenes, entre los 25 y 30 años.

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http://blogs.educared.org/espaciodecrianza/

Mi auditorio está lleno de ingenieros, abogados, arquitectos, administradores, economistas y médicos jóvenes, entre los 25 y 30 años. Ya están corriendo en la pista de la vida. Todos trabajan en organizaciones poderosas, a las que dedican 60 o más horas a la semana, que exigen de ellos y ellas una dedicación sin concesiones para tener éxito y ascender con paciencia y perseverancia en la escalera jerárquica.

En efecto, cuando les pregunto por los logros de los que están más orgullosos, señalan, casi unánimemente, terminar sus carreras, el título y haber comenzado a practicar su profesión. Les pido que nombren una actividad en la que son especialmente hábiles. La lista me sorprende. Esperé encontrar aquellas habilidades —numéricas, espaciales, verbales, mecánicas, administrativas, organizacionales— que permiten las metas que señalan . No que no las haya, pero son minoritarias. De lejos, lo que predomina es música, cocina, ayuda a los demás, fotografía, viajes por el país y el mundo, enseñar, hacer reír y contar chistes.

Percibo una cierta nostalgia, una suerte de envidia, como una mirada hacia el costado del camino escogido, de la seriedad seguida en función de vocaciones y deberes, donde hay muchos involucrados en actividades creativas, profundamente relacionales, eminentemente artísticas y libres, que llevan a vidas plenas, interesantes y… financieramente productivas. Sin códigos de vestimenta, en tiempos más rápidos, con menos jerarquías y derecho de piso.

En una época de combos, menús, delivery, hacerlo uno mismo, intensidad y aventuras, hasta los más ambiciosos se preguntan por el costo de haber elegido lo convencional.