Entre la corporación y la casa

Roberto Lerner,Espacio de crianzahttp://blogs.educared.org/espaciodecrianza/

Hace ya 17 años Brenda Barnes, primera mujer que lideró Pepsi, decidió retirarse para poder dedicar más tiempo a su familia. Mucho más recientemente, Anne-Marie Slaughter, una de las más brillantes y poderosas personas en el Departamento de Estado de Hillary Clinton, decidió hacer lo mismo. Según una última encuesta, 63% de las mujeres europeas prefiere un trabajo a tiempo parcial.

Las mujeres tienen habilidades —negociación, trabajo en equipo, comprensión de relaciones, desempeños paralelos— invalorables para el mundo corporativo actual, pero tienen serias dificultades para hacer carreras sostenidas en él porque las sienten incompatibles con la supervisión cercana de la crianza de sus hijos.

Por cada unidad salarial masculina, las mujeres reciben 0.77. Eso ocurre en promedio en todos los rubros a igual experiencia y capacidad. Y si la puerta de ingreso en las organizaciones recibe 53% de damas, la que abre las oficinas más altamente situadas ve ingresar a 19% de ellas, y la silla donde se ubica la cabeza —bueno, el trasero— 4%.

Siguiendo a Nora, la heroína de Casa de Muñecas, que da un portazo y se va de su casa para descubrirse a sí misma, las mujeres salieron a la calle hace tiempo. En la política la vienen haciendo, pero en la empresa enfrentan un techo de vidrio resistente a lo que se ha tratado de hacer hasta ahora.

Aunque pensándolo bien, el obstáculo podría estar más bien… en el hogar. Y eso podría no cambiar hasta que quien escribe estas líneas no llegue a casa y le diga a su esposa ¡felicitaciones amor, estoy en cinta! Fuera de bromas, mientras no se produzca una revolución en la familia, la empresa no va a ser amigable para las millones de extraordinarias mujeres que podrían florecer en ellas.