[Opinión] Richard Arce: “La historia de una infamia”. (Foto: Congreso)
[Opinión] Richard Arce: “La historia de una infamia”. (Foto: Congreso)

Termina este año 2022 con una sensación de insatisfacción porque la crisis política nos ha llevado a un nivel de polarización nunca antes visto.

En lo personal, este año termina un episodio muy molesto que viví desde que entré al Congreso y que duró por más de 6 años, litigando en tribunales por una denuncia falsa, inventada por el excura Marco Arana, quien realmente tiene una nebulosa en su elección.

Corría el año 2016 y en la bancada del Frente Amplio se vivía una lucha fratricida entre los aranistas y los ‘verolovers’. La verdad, no entendía por qué tanto encono y la agresividad con el compañero(a). No respetaban ni a las mujeres, en las reuniones de bancada muchas veces les faltaron el respeto.

En esa vorágine me atreví a enrostrarle a Arana su displicencia y sobre todo su mediocridad, que provocaban estos enfrentamientos insulsos por nimiedades. Craso error. Fue el inicio de una venganza sistemática para descalificarme hasta el extremo de inventarme una denuncia por falsificación de firmas y poner en cuestión mi elección.

Primero filtró información falsa y tendenciosa a la prensa. Ante la inconsistencia de sus argumentos recurrió a denunciarme en la Junta de Portavoces a través del fujimorismo –sabía que era incómodo a los fujimoristas, por eso la vendetta–. Después me denunció en Ética; no contento se fue a Apurímac y busco a las radios mercenarias para despotricar. Al ver la inconsistencia de su calumnia, recurrió a la mayor infamia; siendo cura, inventó un delito y una denuncia, a través de sus esbirros Aparcana y Parra –por cierto, trabajadores de su despacho y dirigentes del Frente Amplio–. Iniciaron denunciándome por falsificación de firmas, nunca prosperó. No se amilanaron y cambiaron la denuncia por “uso de documento falso” y delito contra la fe pública, así que tuve que defenderme en tribunales. Finalmente, hace un mes, el caso fue archivado definitivamente.

Nunca existieron pruebas, fue una vil calumnia. Mis abogados dicen que puedo denunciarlos por “denuncia calumniosa” y tengo todas las de ganar, pero soy cristiano, lo dejo a Dios, y me quedo con la experiencia vivida y ver cómo la providencia pone orden; el tiempo ha sido el mejor juez.