(AFP)
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I) Aunque en diferentes épocas históricas, la tragedia que sufrimos con la derrota en la guerra con Chile tiene algunas similitudes con la actual situación en el país. En lugar de unirnos como un solo puño contra los invasores, los políticos de entonces –civiles y hasta uniformados– privilegiaron sus intereses individuales y de grupo, y no pusieron por delante el futuro del Perú.

Los caudillos políticos calculaban el escenario posconflicto más favorable para capturar el poder después de la derrota y la rendición. Lo mismo que los negociantes de siempre y sus apetitos para controlar el poder. Si no fuera por Grau y Bolognesi, el honor del país se mostraba pisoteado por el avance chileno. Cáceres y sus montoneras fueron un ejemplo de lo que se pudo hacer defendiendo la dignidad de la patria. Como también lo fueron los batallones de universitarios y artesanos en la defensa de Lima.

II) El permanente enfrentamiento entre el gobierno y el Congreso es una traba para derrotar la pandemia y llevar a buen término el plan de reactivación económica. Pero los políticos de siempre, al igual que en la guerra con Chile, ponen por delante su futuro y no consideran la situación de los cientos de miles de infectados. Los héroes son los trabajadores de la salud, los de la limpieza pública y los policías y militares que entregaron su vida en la lucha contra el COVID-19.

La actual grave crisis, que llevará más muertos que la guerra con Chile, exige una militancia patriótica (Pacto Perú) porque se han desnudado nuestras debilidades como país, no solo estructurales, sino también morales y éticas. ¡Ya nos dimos cuenta de que la lucha contra la extrema desigualdad es la madre de todas las batallas!