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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Las recientes medidas impulsadas por el Ministerio de Vivienda deberían generar un sano entusiasmo, ya que alinean una multiplicidad de objetivos. En primer lugar, atienden en el corto plazo las necesidades de vivienda de una creciente clase media en busca de la casa propia, que en períodos de desaceleración como el actual ve frustrada esta posibilidad, ante la reducción de sus ingresos variables y de la cuota inicial de un potencial crédito y se ve forzada a alquilar, con la consecuente sensación de descapitalización.

La creación del sistema de leasing inmobiliario ayuda a evitar esta frustración al dar acceso a una vivienda alquilada sin la sensación de desahorro. Este sistema permite convertir el gasto en ahorro hacia la deseada casa propia a través del mecanismo de alquiler-venta que podrán ofrecer las empresas inmobiliarias o a través de una mejora en el historial crediticio, al constituir esos pagos parte de la historia financiera del inquilino, quien podrá optar luego por un crédito hipotecario en condiciones más favorables. Todo esto sincronizando la necesidad privada de vivienda con el objetivo público de formalizar el sector inmobiliario empresarial, hoy informal, casi en su totalidad.

Se necesita generar la oferta de viviendas de alquiler. Por ello, la nueva Ley del Inquilinato busca alinear los derechos del inquilino con los del propietario. Paralelamente habría que generar la demanda, haciendo atractivo este producto y equiparando los beneficios de esta propuesta frente a la actual oferta de viviendas de alquiler.

Hoy la oferta para alquilar es informal o está constituida por personas naturales sujetas a un sistema tributario que las exonera del IGV y les carga un Impuesto a la Renta de solo 5%, mientras que una vivienda comercializada a través de agentes inmobiliarios formales no cuenta con ningún beneficio tributario.

Así, quien busca un lugar para alquilar optará voluntariamente por aquella opción (formal) que permita su capitalización si el costo de esta no es significativamente superior al que representa hoy en día.