La columnista cuestiona la medida anunciada por la oficina de Migraciones para pedir documentación a los asistentes venezolanos al partido de Eliminatorias contra Perú, (Foto: GEC)
La columnista cuestiona la medida anunciada por la oficina de Migraciones para pedir documentación a los asistentes venezolanos al partido de Eliminatorias contra Perú, (Foto: GEC)

Sabemos que nuestro país está fundado sobre las bases de la discriminación y la exclusión. Desde la colonia, la división social de estamentos y la distribución desigual de los privilegios determinaron la forma como nos relacionamos. Y, al entrar al periodo republicano y hasta nuestros días, la igualdad permanece esquiva. Por ello, no es sorpresa que las personas encuentren atributos que los diferencian entre sí ni tampoco que identifiquen razones para separarse, mantener distancia e incluso rechazar de maneras sutiles como violentas.

El racismo, la homofobia y el clasismo son prácticas usuales y están tan incorporadas en nuestra sociedad que a muchas personas les cuesta identificarlas. Tal es la normalización que ni siquiera cuando la ofensa se hace evidente y el reclamo se escucha, las más de las veces, la reflexión no llega y mucho menos la disculpa. Esto lo hemos podido ver en el reciente caso de un programa deportivo y los comentarios sexistas que profirieron los miembros de un panel para con mujeres migrantes venezolanas y sobre los que no se tuvo ninguna objeción en vivo. También se observan cuando leemos los comentarios en redes sociales de peruanos insultando y repudiando a migrantes venezolanos. Es muy triste saber que perdemos humanidad.

Por supuesto, estas escenas no son gratuitas ni tampoco ocasionales. Al contrario, se sustentan en las creencias machistas y xenófobas de buena parte de la población. Sin embargo, resulta desesperanzador observar cómo es el propio Estado el que propicia y aplaude los actos de discriminación y potencia la xenofobia. La absurda medida anunciada por la oficina de Migraciones para pedir documentación a los asistentes venezolanos al partido de Eliminatorias contra Perú nos demuestra el desprecio para con esta población migrante y alimenta las acciones discriminatorias individuales. La Policía, por supuesto, no se queda atrás y actúa grotesca y violentamente. Algunos municipios no ayudan cuando implementan medidas de persecución o expulsan del espacio público a migrantes por ser migrantes o cuando pretenden poner garitas o controles en las fronteras de su jurisdicción.

Pero que sean dos instituciones representantes del gobierno central las que nos dejan saber con claridad que actúan siguiendo políticas de Estado xenófobas y discriminatorias es revelador. Somos un país que se supone se precia de su diversidad y que ahora empieza a consolidar e institucionalizar su xenofobia. Esto solo servirá para dividirnos más y corresponde implementar medidas para lograr la integración y la armonía, en lugar del desprecio y el odio.