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(OPINIÓN) Mariana Alegre: ¿Enemigos naturales?
Salvo las ciclovías –algunas de ellas mal diseñadas–, no se ha promovido un entorno seguro para ciclistas.
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La pandemia trajo consigo un interés mayor en el uso de bicicletas, scooters y otros vehículos de movilidad personal (VMP) como alternativa al uso de medios de transporte público y taxis. Por ellos, las ciudades alrededor del mundo comenzaron a adaptar sus calles y construyeron ciclovías emergentes para atender esta demanda. Así salieron a las calles personas que iniciaban su transformación a la movilidad sostenible con poca pericia para navegar las agresivas calles de la ciudad. Ante esto, distintos especialistas recomendamos ofrecer no solo más espacio para esta demanda, sino también –¡importantísimo!– garantizar la seguridad vial para que estos usuarios no se desanimen y, por miedo, desistan de usar bicicleta y regresen al auto u ocupen espacio dentro de los buses.
Sin embargo, salvo las ciclovías –algunas de ellas mal diseñadas–, no se ha promovido un entorno seguro para ciclistas. De hecho, a la fecha ya hay 50 usuarios de bicicleta o scooter muertos en el país, alcanzando prácticamente la cifra total de 2019 (60), número que llegó a 80 fallecidos en 2020. Debido a esto, muchos ciclistas y usuarios de VMP optan por utilizar las veredas en lugar de las pistas, generando malestar y exponiendo al peligro a los peatones. Como es de esperar, los peatones reclaman por su derecho a caminar sin riesgos y encuentran en las bicicletas y scooters amenazas adicionales a los ya agresivos y violentos vehículos motorizados.
Pero peatones y ciclistas no son enemigos naturales y es aquí donde encuentro que el antagonismo surgido entre ellos es causado precisamente por la negativa a reconocer que el automóvil ya no es más el rey de las pistas. Ahora, el espacio urbano debe compartirse de manera más justa y debe recuperarse más espacio para el uso seguro y cómodo de peatones, ciclistas y usuarios de VPM.
Hoy los conflictos se han potenciado pues nos hacen disputar los pequeños retazos de ciudad que tienen a bien entregarnos. Si unimos fuerzas y reclamamos una ciudad a la medida de las personas, podremos convivir pacíficamente y todos, incluso los conductores, podremos movernos mejor.
Esta semana, Ernesto murió y no encuentro palabras de consuelo para su familia. Sepan que tienen el apoyo de la comunidad ciclista y el compromiso de muchos de nosotros por transformar nuestras ciudades para que algo así nunca más se repita. Ernesto, descansa en paz.
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