Ministerio de Trabajo otorga facilidades para miembros de mesa y electores. (El Comercio)
Ministerio de Trabajo otorga facilidades para miembros de mesa y electores. (El Comercio)

Conversando con Guiselle Romero, especialista en Gestión Pública de la Facultad de Gestión y Alta Dirección (PUCP) –y a quien se le ocurrió el título de esta columna–, sobre la calidad de los candidatos a alcaldes y su motivación para postular, coincidimos en que existe una serie de incentivos que espantan a los buenos cuadros y motivan a personajes de dudosa reputación a alcanzar el sillón municipal pues con poder todo es más fácil.

Aunque siempre hay excepciones y aparecen candidatos con verdadera vocación de servicio y cuyas hojas de vida son impecables, muchos otros pertenecen a ese grupo de personas a los que tú no les dejarías tu casa para cuidarla. De hecho, solo esta semana dos candidatos a alcalde y gobernador –en Punta Negra y en la Región Callao– han sido implicados, según el Ministerio del Interior, en organizaciones criminales.

Los crímenes imputados incluyen usurpación agravada, extorsión y hasta sicariato (es decir, matar por encargo). De hecho, solo en esta gestión se ha detenido a cinco alcaldes.

El financiamiento de partidos genera múltiples suspicacias (y no garantiza la transparencia) y, debido a los bajos sueldos que ofrecen los puestos de elección popular, solo se mandan a postular quienes ya tienen su vida resuelta o aquellos que saben que la plata les llegará sola. Por ejemplo, al 2016 el alcalde de Punta Negra, detenido recientemente, consignaba un sueldo de S/3,042 mensuales brutos. Esto ocurre pues el salario se asigna usando la población residente como fórmula, pero no entra en la ecuación cuánta plata maneja el alcalde y se olvida que atiende también a la población que no vive pero trabaja o visita su distrito. Si ya es difícil encontrar personas con vocación de servicio, entonces, ¿cómo atraer a los mejores si lo único que hace el sistema es desincentivarlos?

Por supuesto, no es nada popular aumentar el sueldo del alcalde y menos aún en esta fase de tremenda desconfianza. Parece que la sociedad reclama alcaldes BBB, que sean buenos, bonitos y baratos. No queremos que roben, pero les pagamos poco; queremos que hagan obra, pero cuando la hacen, se les maltrata y acusa de todo; y dejamos que nuestras opiniones personales nublen nuestro juicio cuando se trata de evaluar su gestión. Como usted bien sabe, cada vez que consigue una oferta que le ofrece las tres B, esta nunca es tan buena ni tampoco tan bonita, y le aseguro que le saldrá mucho más cara de lo que esperaba. Ciertamente, no vale la pena corrernos ese riesgo, sobre todo si es que se trata del futuro de nuestra ciudad.

Hoy elegimos nuevas autoridades, cruce los dedos para que quien resulte ganador de su ciudad y su distrito sea –cuando menos– honesto. Cruce los dedos muy fuerte, y si cree en alguien, póngase a rezar. A veces, ocurren milagros.

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