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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Nada tan reconfortante como mandar al diablo toda esta sarta de incongruencias de campañas electorales para largarse a vacacionar unos días gracias a ese espacio-tiempo llamado Semana Santa. Un respiro que es necesario.

Las cosas como son, ya estoy cansado de esto. Ya estamos cansados de esto, y hablo de este enfermo que solo tiene movimiento porque convulsiona y escupe sus problemas, este enfermo llamado Elecciones 2016. Entre candidatos excluidos, plagios y procesos que salen poco a poco de esa cajita de Pandora que algunas instituciones son en este momento y a casi tres semanas de las elecciones generales, un respiro no viene mal. Solo depende de nosotros: subirse a un avión, bus o auto y con la mente puesta en una frase del escritor David Foster Wallace que dice "la 'aceptación' es, por lo general, un asunto de cansancio más que de otra cosa". Luego pisar el acelerador y olvidarse de esa rutina a la que volveremos para vivirla unos días más. Nos guste o no.

Las opciones están ahí en este país que jode con sus manías políticas, pero que, a su vez, enamora con su belleza. Una suerte de Casanova de barrio indisciplinado con su novia, pero con un poder de atracción, un je ne sais quoi que cautiva a cualquiera. Este fin de semana largo dejémonos enamorar por la parte buena de ese país que viene a robarnos el corazón y olvidémonos por un momento de los agentes antipáticos que son parte de él. A fin de cuentas, las relaciones amor-odio son algo bastante común en estos tiempos. Dejemos que nuestra válvula de escape funcione este fin de semana y volvamos a levantar los platos sucios de algunos comensales mal educados que se sientan a comer en nuestra mesa.

(christian.saurre@peru21.com)