Richard Arce
Richard Arce

Uno creería que la justicia y la Policía están detrás de Vladimir Cerrón, el delincuente prófugo de la justicia que lidera Perú Libre, el partido que llevó a Pedro Castillo al gobierno en las últimas elecciones y que, además, para la Fiscalía es una organización criminal.

En realidad, pruebas no le faltan al Ministerio Público para esgrimir la acusación; basta ver la desesperación que han tenido en su bancada, que también está aliada al fujimorismo, y han formado ese engendro denominado “fujicerronismo”, y así han logrado aprobar una ley ilegal e inconstitucional que exime a los partidos políticos de ser considerados organizaciones criminales.

Estos sinvergüenzas no vieron otra salida, ante la contundencia de las pruebas que incriminan a su líder Vladimir Cerrón. Así que se dieron cuenta de que la mejor oportunidad que tenían era instrumentalizar el poder de su bancada congresal y buscar impunidad a través de una ley.

Pero ahí no queda todo este copamiento del poder y abuso que cometen estos “lapicitos”, que tienen todavía el cinismo de atribuirse las banderas de la izquierda y dizque quieren hacer la revolución y tener un partido único, al estilo ruso o chino, rindiendo culto y pleitesía al supuesto líder, pensamiento y guía, un delincuente hoy prófugo de la justicia.

La noticia que se ha propalado en la prensa son las conversaciones que tenían la congresista Portalatino y otros íntimos de Cerrón para que lo encubran en su evasión de la ley. Según los WhatsApp, han estado alertándole e informando sobre las acciones que toma el Ministerio Público y la Policía Nacional, para que Cerrón se ponga a buen recaudo, avisándole de cualquier intervención que permita su captura. Sumado al incapaz que tenemos de ministro del Interior, está servida la impunidad.

Esto es grave para estos congresistas de Perú Libre, porque habrían cometido delito, de encubrimiento y hasta del delito de aprovechamiento indebido del cargo. Lo más grave en las revelaciones es que se ve que estos impresentables tienen información y el poder sobre la labor que realiza la Policía de investigación y ahora se entiende por qué han estado propiciando que se debilite su labor, apoyando la desaparición de la DIVIAC y el EFICOOP, que permitía acorralar a los corruptos.