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Cateriano no está para bailar flamenco
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Por razones de tiempo y pertinencia, veo difícil que el brevísimo expremier Pedro Cateriano pueda ser premiado ahora como embajador en España por Vizcarra. Tomaría hasta diciembre –con suerte– que España conceda el plácet (aceptación) a su nombramiento y luego que el monarca Felipe VI le conceda audiencia para recibir sus credenciales. Y, como Cateriano sería un embajador político, tendría que poner su cargo a disposición en julio próximo ante nuestro próximo presidente. ¿A Perú le conviene estar representado solo por seis –o menos– meses en la madre patria, nuestra puerta diplomática a la Unión Europea, solo para premiar a Cateriano? ¿Eso es serio? ¿A España le haría gracia recibir a un nuevo embajador solo por seis o menos meses, además de que este sería ya el tercer embajador peruano en Madrid durante el actual periodo presidencial peruano? ¿Es serio tanto manoseo criollo con este tan importante destino? Y ya hablamos aquí de respeto a la profesión diplomática: el muy competente embajador Claudio de la Puente ya fue relevado antes en Londres por una embajadora política en este periodo presidencial. ¿Le van a hacer lo mismo otra vez ahora en Madrid y en el mismo periodo presidencial? ¿Somos TAN bananeros? ¿Las embajadas son premios de consuelo? ¿Cómo quedaría el actual canciller peruano Mario López Chávarri ante sus embajadores, a los que parece que no defiende –miren nomás su infame nombramiento del patético Zeballos en la OEA– solo para obedecer a Vizcarra? ¿Tanto habría que hacer caso de los hipotéticos deseos de Mario Vargas Llosa sobre sus protegidos?
Hablando de López Chávarri, me parece increíble que ayer haya anunciado el apoyo de Perú para que la dictadura cubana integre el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. ¿Una tiranía de más de 50 años allí? ¿Es una broma enferma?
PD.: Ya solo faltan 329 días para que se largue Vizcarra…
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