2021-22
2021-22

En países como el nuestro, donde existe una democracia de baja intensidad, la mayoría de las veces el curso de la política es impredecible. Aún más cuando atravesamos una crisis que tuvo como gatillo la presencia del COVID-19. Esta pandemia generó dolor y miedo en millones de familias y contaminó, además de la política, a la economía y la sociedad, amenazando el sentido de muchas cosas que creíamos normales y hasta indispensables.

Así, las elecciones generales de 2021 y las regionales y municipales de 2022 compartirán el mismo periodo político teñido por la pandemia y la reactivación económica. Pero, sea quien triunfe en las primeras elecciones, es difícil que su victoria repercuta en las segundas. Es que las propuestas e imágenes políticas a presentar en el 21 sirven de poco para las del 22.

En las últimas décadas se ha demostrado que en las elecciones regionales y municipales, los partidos políticos, a pesar de cierta recuperación, no postulan nada nuevo. En realidad, los congresistas elegidos solo servirán a sus regiones para facilitar contactos con el MEF del gobierno de turno. Aunque si son del partido ganador, ya empiezan a tener mayor importancia.

En las elecciones del 22, lo que se juega no es la relación de los candidatos con las cúpulas partidarias locales, sino la relación con la población. Si de formaciones políticas nuevas se trata, el mejor espacio para empezar a diseñarlas se encuentra aquí, a través de la práctica político-social encauzada en la construcción de una ciudadanía organizada y comprometida. De la periferia hacia el centro.

Cambiar la política, de verdad, supondrá un gran esfuerzo y más tiempo de lo que se cree. Pero vale el esfuerzo inicial.

TAGS RELACIONADOS