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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

La noticia me había conmovido. El lunes 8 casi al caer la noche, una minivan con 15 personas, entre ellos varios niños, bajaba por la carretera de Oyón hacia Churín. De pronto, sin nada que lo anticipara, un cerro de piedras y arena les cayó encima. No sé si habrá responsables por alguna obra mal hecha, pero aun así es un caso en que la fatalidad se ensaña con los seres humanos. Quizás lo peor es que no murieron. Quedaron atrapados entre los fierros aplastados del vehículo y testigos que vieron la desgracia avisaron y pronto empezó a llegar la ayuda. Como en otras ocasiones destacaron los bomberos, también hubo apoyo policial y luego el día siguiente en un rescate más organizado del Ejército y la Aviación. Salvo el ministro de Transportes y Comunicaciones José Gallardo que permaneció en el lugar coordinando la ayuda desde el primer momento, algo que ya había hecho Chosica con la misma dedicación y eficacia, el resto del Ejecutivo mutis por el foro. Creo que el gobierno perdió una gran oportunidad de estar presente y mostrar sensibilidad y vocación de hacer las cosas bien. Ya que no el Presidente que viajaba a esas horas hacia Europa, el Premier debió encabezar la ayuda, después de todo el tema era claramente intersectorial.

La situación me hacía recordar algo ocurrido en Chile con los famosos mineros atrapados bajo tierra. Allí también había que combinar la velocidad en hacer llegar ayuda, con el riesgo de terminar de enterrarlos. Acá la situación era incluso más dramática dada la mayor fragilidad del terreno y siendo el estado de salud los heridos muy serio.

Ya el martes la noticia empezó a circular y muchos queríamos saber con más detalle lo que ocurría. Esa noche me tocó además ir un programa de RPP TV conducido por Patricia del Río para ver las noticias del día, una de ellas sin duda los sucesos de Churín. Ella me dijo que había buscado en la página web de Perú 21 (y en otras) y no había encontrado información sobre lo que allí ocurría. La verdad que pensé que se trataba un error o una confusión y entré por celular a la web del diario y el tema no estaba. Más tarde, ya de regreso vi la computadora y no figuraba ninguna de las noticias principales que destaca en su web normalmente. Fue publicada poco antes de las diez de la noche de la noche. En la edición impresa del miércoles apareció una nota mediana en la página 14, la de ciudad. Iba a tener mención en portada, me han explicado, "pero la cifra de muertos variaba (en la nota se indican 6 y unas horas después, la misma noche y luego de cerrar, la cifra subía a 8 y luego a 11) y no quisimos llevar un posible error en un tema tan sensible en portada".

Días antes, en una conversación con Ricardo Uceda sobre los desafíos que tiene un defensor de lector, me decía que lo más difícil vendría cuando tenga que opinar, no sobre lo que el diario haya publicado, sino más bien sobre algo que haya omitido. No es fácil. Cómo en esos casos distinguir entre lo que es una legítima opción periodística del diario por trabajar un tema y no otro y lo que podría ser una omisión intencional o involuntaria que perjudica a los lectores.

En este caso, no ha sido difícil y creo que no hay mayor duda que se trata de lo segundo. Era la noticia más importante del día. Era la que más lectores estaban interesados en conocer. Conversando con el editor multiplataforma al respecto en días posteriores, él era muy consciente de lo sucedido y lo lamentaba, porque la noticia era especialmente importante para la página web, porque se trataba de una situación que planteaba el reto y la oportunidad de una actualización constante, con lo cual se podía aportar desde distintos ángulos enriqueciendo la aproximación al tema.

Evidentemente no se trata un caso de autocensura, no encuentro razones por la que ésta se hubiera producido, sino una desconexión momentánea con la sensibilidad ciudadana.

Es verdad que lunes y martes fueron días especialmente cargados de noticias importantes que el diario cubría ampliamente. Belaunde Lossio comunicándole a la Comisión que lo investiga que aunque sabía mucho, no hablaría hasta después que termine el actual gobierno, para no amanecer colgado de los pies; Nadine Heredia había logrado un hábeas corpus para que no se la investigara por los ingresos visiblemente sospechosos en sus cuentas; Orellana súbitamente trasladado al final de Challapalca a 5000m de altura en la sierra de Tacna; accidente en Huánuco donde un camión cayó de un barranco y murieron 16 escolares y un profesor; investigación a la congresista Julia Teves; primeros detalles de la denuncia por coimas en la Interoceánica que implican a gobiernos de Alan García y Alejandro Toledo; la orden de impedimento de salida del gobernador regional del Callao Félix Moreno.

Para algunos esta omisión será leída como la comprobación de que Peru21 está más bien dedicado obsesivamente a una "cacería mediática", contra la primera dama. No pienso de esa manera. Por un lado, porque no veo razón para que estas noticias sean excluyentes. Sobre todo en la web, pero también en diario impreso, todas pudieron haber tenido una cobertura suficiente.

Soy además de los que piensan que el periodismo tiene una función muy importante de fiscalización de los abusos de poder y de investigar y difundir los casos de corrupción; sobre todo en un país donde las instituciones lo hacen poco y mal y donde la gran mayoría de los casos que logran prosperar han tenido detrás una gran energía mediática.

Me parece además que los medios tienen la obligación de fiscalizar, en primer lugar, a quienes están en el ejercicio del gobierno, sean quienes fueren. Y, más todavía, cuando los casos en discusión tienen indicios de delitos, evidentes conflictos éticos e inconsecuencias políticas. La amplia pluralidad de diarios que ha estado atenta a estos temas en las últimas semanas, incluyendo notoriamente a algunos que apoyaron a Ollanta Humala en el 2011, me parece un punto a favor del periodismo.

Es posible, en suma, estar atentos a tragedias como las de Churín y seguir siendo exigentes con el gobierno de Humala; a la vez que denunciar los nuevos casos que complican ahora a Toledo y García, como ya hemos empezado a ver en sucesivas ediciones de Perú21. Ni para un caso, ni para el otro, me parece aceptable la miopía interesada del ojo izquierdo o el derecho. Si ello ocurriera en Peru21 tendríamos otro tema de omisión, sobre el que dar cuenta en defensa de los lectores.

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