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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Estamos viviendo al final de esta campaña el momento más complejo y quizá sin soluciones de corto plazo, desde que se restauró la democracia.

La decisión del JEE sobre Keiko no ha hecho sino aumentar la tensión. Era evidente que el contenido de la resolución sería rechazado por unos o por otros, pero además la autoridad electoral, con una torpeza que impresiona, ha echado más leña al fuego sacando la decisión en la madrugada del Jueves Santo, "entre gallos y medianoche". Agrega a la complicación que PPK y Alan son acusados de haber incurrido en las mismas faltas.

¿Cómo debe informar Perú21 en un contexto de esta naturaleza? ¿Cómo ser defensor del lector cuando los lectores, según el día, te reclaman sesgos dependiendo de lo que el diario haya dicho?

Hagamos un breve ejercicio revisando cuatro portadas de la última semana y las reacciones recibidas sobre ellas.

20 de marzo. ¡AMPAY! Perito confirma letra de Verónika Mendoza en una de las agendas de Nadine Heredia.

La candidata había negado que su letra apareciera en las agendas y, menos aún, vinculada a una cuenta bancaria. La publicación causó indignación en los lectores de izquierda. La consideraron una campaña sucia de los grupos de poder.

21 de marzo. VIEJOS NEXOS. Yoshiyama, uno de los grandes financistas del fujimorismo.

El diario detalla mecanismos, posiblemente ilegales, de financiamiento y vínculos con los fondos de Delaware que los lectores fujimoristas habrían preferido que queden en la oscuridad. No fue nada grato para ellos y me lo reclamaron.

23 de marzo. VIDEO LO COMPLICA. Candidato se defiende y dice que lo "sembraron".

Con el rostro de PPK se destaca cómo quien hoy va segundo también está involucrado en dádivas. A los PPKausas no les gustó nada. 24 de marzo. ¿También PECÓ? En actividad de Alan García se ofrecieron cerveza y celulares.

Se descubre que Alan García también habría incurrido en lo mismo. Las reacciones de los apristas fueron airadas.

En suma, el diario informa sobre lo que considera más relevante, sin importar a quién esto beneficie o perjudique. Al hacerlo, un sector de lectores reclama que el defensor del lector "haga algo", para evitar lo que consideran una parcialidad en su contra.

Dilema 1: ¿Cómo defender a lectores que exigen parcialidad a favor de sus candidatos? Creo que la respuesta es pensar en el lector como un concepto genérico. Y, por lo tanto, defender a lectores incluso contra ellos mismos, cuando quieren que el diario se convierta en propagandista de sus causas o que silencie o minimice aquellas situaciones que las puedan afectar.

Dilema 2: Ahora que las elecciones han entrado en crisis, emerge el desafío de cumplir un rol positivo. Hacer la cobertura electoral como si poco sucediese podría terminar desinformando a los lectores. Creo que el diario debería tratar de jugar un rol en buscar soluciones. Si es que las hay.

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